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70 ((ALVERNIA)) errare (84). No queráis errar saliendo del camino trazado por la Providencia; os extraviaréis y co– rreréis al precipicio. Cuanto un religioso más se acomode a sus reglas, constituciones y fisonomía, más seguro y más rápido correrá hacia la cum– bre de la perfección. Por esto, es necesario cono– cer, estudiar, meditar, seguir el espíritu de los Fundadores, de la legislación, de la historia par– ticular y de los santos, que son la expresión más viva de la vida de la propia Orden... 14. En la Iglesia de Cristo hay una inmensa variedad de religiones, cada una con su fundador, finalidad y legislación propios. Todas tienen por fin primario la santificación de sus miembros; pero en cuanto a los fines secundarios y los medios de conseguir esa perfección, son diversos. Unos la conseguirán por :a vida contemplativa, otros por la activa; aquéllos por la predicación, és!0S por la enseflanza o la asistencia a los enfermos ... Se ve la fecundidad de la Iglesia católica, que para todas las necesidades tiene remedios efica– ces. Todos esos Institutos son buenos, laudables. Sus miembros están en estado de perfección, y la historia confirma que en casi todos, si llevan bastante tiempo de existencia, se han dado san– tos para la Iglesia. Confirmación de que en to– dos ellos se puede adquirir la perfección religiosa. 15. Claro es que unos son más austeros que otros; en unos hay más facilidad y más medios; unos tienen más historia que otros; unos más santos, otros menos. Pero una vez elegida una religión, es necesario vivir conforme al espíritu y finalidad que la informa; no se puede vivir a capricho o andar buscando los medios de otro.,. a los cuales no pertenecemos. Cada uno debe vi– vir según la gracia que ha recibido, y adminis– trarla debidament1;, .(85). Si tú quieres seguir la vida de Cartujo, ¿por qué te hiciste Capuchino? Si quieres vivir como Jesuita, ¿por qué entraste (84) Nolitc errare. Gal., VI, 7. ,85) Unusquisque, sicnt accepit grcitiam, in alterutru,11 illain adminístrantes, sicnt boni dispensatores multifor– mi.s uratiae Dei. I Petr., IV, 10.