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692 {(ALVEHNIA)) minado los Santos. «Habrá, dice Isaías (109), una senda y una vía qu:o se llamará la vía santa: no pasará por ella hombre mancillado. Y ésa será para vosotros la vía recta; de tal suerte, que por ella no yerren ni se pierdan los mismos idiotas o ignorantes. Las malas bestias no transitarán por ella; está reservada para los que fueren li– bertados» (110). «He ahí, dice Tissot, la verdade– ra senda de la perfección, el verdadero camino de la santidad, el camino único, el camino que siguieron los Santos» (111.). Se deduce la necesidad de una recta y sana dirección espiritual. Son necesarios maestros y directores santos, doctos y experimentados, que sepa!l. dirigir con acierto y prudencia por las vías del espíritu a las almas generosas, y no cortar sus alas impidiéndoles que vuelen con rapidez a la cumbre del Monte C::mnelo. Santa Teresa tuvo que sufrir mucho con sus directores espirituales, y eso que los buscab::t doctos y experiment::tdos. Pues, ¿qué sucederá con los ignorantes o media– niGs que llenan el mundo de voces hueras y de librejos sin sustancia? Y ¿qué con esos medio · letraclos, que hoy tanto abundan y de que tanto abominaba Santa Teresa. viendo cómo se espan– taban sin tener por qué? Gracias a Dios, de algunos años a esta parte se viene realizando un renacimiento vigoroso de estudios místicos en libros y revistas, Que es un consuelo para las :::lmas espirituales. SP va su~– citando un vivo y creciente interés por las cues– tiones místicas, y ya no se nüran con el despre– cio o abandono de los dos siglos pasados. Quien no cierra los ojos a la luz, comprende que toao el poder de la Iglesia, su corazón, su s::mgre, su c:.ilor vital y todas las n1anifestaciones de su vi– da, no son otra cosa que el Espíritu S:anto obran– do en ella; Él es quien vive y obra en los sa– cramentos, en cuanto son canales de vlda, ins– trnmc!1tos de [;rnria y medlos d 0 salvac!ón y san- ( 109) Is., XXXV. 8. 9. (110) Cfr. (llli La ~) v .. l. 3. cap. 10,

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