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DÍA ,X.-((DICS UKIONIS l\IY.ó'l'ICAE» 691 V. SEGUIR LOS CAMINOS DE DIOS Mucho se ha escrito en libros y revistas acer– ca de las cuestiones místicas, unos en favor y otros en contra. Hay no poca variedad de cri– terios en la solución de muchos problemas de la, vida mística y contPmplativa. Ante tanta mul– tiplicidad e incerteza, no es difícil caer en algu– no de los extremos. 1. 0 El primero de los extremos es contentarse, en la vida espiritual, con lo más común y ordi– nario, ir por caminos trillados y anchos, sin me– terse en honduras y huyendo de singularidades; contentarse con un:1 mediocridad. Es fácil cami– nar por sendas seguras, vias llanr1s y carreteras asfaltadas. ¡ Consejos admirables para vivir una vida mediocre, fácil y ancha! No vale la pena subir por la escarpada y solitaria senda que con– duce a la cumbre de la perfc'cción. 2. El otro extremo es aspirar a las íntimas comunicaciones con Dios sin estar el alma aún preparada y purificada, sin haberse ejercitado en l::ts v:rtudrs mortües y teologales. Con una pie– dad superficial y ligera, presume de sí misma, se ilusionr.. por algún gustillo que Dios le conceda y sC' cr0e ya llam:1da o elevad:1 :1 cosas extraor– dinarias, qu1c halagan el amor propio y la vani– dad. Es necesario radicars2 bien en la humildad, en lo. mortificación y dominio de las pasiones, en la observancia regular y en el cumplimiento de los deb::res. Se debe proceder con rectitud de intención, buEcando únicamente la gloria de Dios y la verdade:·a santidad del alma. Se puede caer en el error de los alumbrados, quietistas, ilusos, ociosos y engafiados. Es preciso asegurar– se de si el espíritu procede de Dios según las nor– mas de los maestros de la vida espiritual para el discernimiento de espíritus. Es nPces::uio evitar los extremos peligrosos y hnscar b:c; verdaclcr:t;; s:,acl:ss por las que han c¡1.•

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