BCCCAP00000000000000000000622

DÍA IX.-((DIES UNIONIS l\IY.STICAE» 689 rectamente a la unión del alma con Dios, que tiene por objeto directo la santificación perso– nal, y va elevando el alma a la unión más ín– tima con el divino Esnoso. Esta contemplación mística, unitiva y santificadora, con humildad, prudencia y discreclón. se puede desear y pedir. Pero se ha de proceder graclualmente en las vías de la perfección. Antes es necesario ejercitarse en 1a via purgativa e iluminativa, purificarse de los vici.os y eiercitars 0 en lfls v'rtudes. No se uro– cede por saltos en la vida espiritual. Cuando el alma ya se ha preparado con las purificaciones activas y pasivas, cuando por un tiempo conve– niente se ha ejercitado en la práctica de las vir– tudes cristi::mas y religiosas, );>Uede desear y pe– dir la contemplaciótJ. como un bi.en excelente y eficaz para correr ~r el camino de la perfección. Podemos y debemos oedir a Dios que nos encien– da en la caridad. nos traiga en pos de Sí. nos introduzca. en su cámrira rer_i:ia y en su tabernácu– lo admirable, y allí nos embriague en su divino amor, nos colme de dones y gracias, para que podamos complacerle y glorificarle con mayor per– fección e intensidad. «Dame, Señor, exclama el Padre Granada, grncia para que te ame yo con todo mi corazón, con toda mi alma. con todas mis entrañas, así como Tú lo mandas... ¡Oh Es– poso florido, Esposo suave, Esposo mel!fluo! ¡Oh dulzura de mi corazón! ¡Oh vida de mi ánima y descanso alegre de mi espíritu! ... Apareja, Se– ñor, una agradable morada para Ti en mí, para que, según la promesa de tu santa palabra. ven– gas a mí y reposes en mí. Mortifica en mí todo lo que desagrada a tus ojos, y hazmn. hombre se– gún tu corazón. Hiere, Señor, lo más íntimo de mi alma con las saetas de tu amor, y embriáv,ala con el vino de tu perfecta cnridad ... ¿ Cuándo estaré todo derretido y traspasado con eflcacisi– ma suavidad? ¿Cuándo me arrebatarás y anega– rás y transportarús y esconderás en Ti, donde nunca más perezca? ;Cu::i,ndo qnit'.lrris I0s im– pedimentos y estorbos y me harús un espíritu