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682 «ALVERNIAll c,n :os diversos estados de la vida unitiva. Esta la define Bem,dicto XIV: «Es una visión intelec– tual, junta con un amor deleitOtiO, de las cosas divinas, la cual procede de Dios, que aplica de un modo especial el entendimiento a conocer, y la voluntad a amar las cosas divinas, y que con– curre a estos actos por medio de los dones del Espíritu Santo, de entendimiento y de sabiduría, iluminando el entendimiento con una luz viva y abrasando en amor la voluntad» .(86). Más bre– vemente: La contemplación injusa es una visión simple, afectuosa y prolongada de Dios y de las cosas divinas, efecto de los dones del Espíritu Santo, y de una gracia especial actual que se apodera del alma, la penetra, la eleva a Dios de un modo más pasivo que activo (87). Se lla– m¡;, contemplación infusa porque no se puede ad– quirir con industria humana; Dios la infunde a quien quiere, como quiere y por CJlanto tiempo quiere. Es un don gratuito de Dios. Santa Te– resa la llama sobrenatural. «Llamo, dice, sobre– natural lo que con industria ni diligencia hu– mana no se puede adquirir, aunque mucho se procure·, aunque disponerse para ello, sí, y debe hacer mucho al caso» (88). Dios obra en el alma, y ésta se ha como paciente. Santa Teresa dice que D:os vle:ne a tomar esia avecilla ~el alma) y ponerla en el nido para que descanse (89). La meditación no está fuera de las fuerzas huma– nas, supuesta siempre la gracia; pero la con– templación infusa está más allá del humano po– der, y nunca el hombre llegará a ella si no es elevado por el favor divino a estado tan meri– torio (90). Para mayor claridad, indicaremos al– gunos caracteres distintivos de la contemplación infusa. l. El primer carácter distintivo de la contem– plación infusa es la presencia de Dios sentida en (86) Cfr. TAN(lUEREY, o. c., p. 885. n. 1.386. (87) Ibid, p. 886. (88) Obras, Relación I, p. 1.054. (89) Vida, cap. XVIII. p. 124, ed. de Monte Carmelo. (90) TANQUEREY, n. 1.387.
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