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670 ((ALVERNIA)) mundo, y todo será tinieblas; quitad la medita– ción del alma religiosa, y andará en tinieblas espiritmi les. b) Para fortalecer la voluntad.-El sol no sólo ilumina, sino que calienta, vivifica, da vigor a la naturaleza. Lo mismo hace en el alma la medita– cin: la calienta, le da fervor espiritual, forta– lece la voluntad para luchar contra los enemigos de la salvación. Nuestro corazón es duro, insen– sible, pero con la meditación se calienta y se enciende, como dice el Rey Profeta .(65). La me– ditación convence el entendimiento y mueve la voluntad a obrar, estimula nuestra flojedad e in– constancla. Como es indispeDsable el alimento pa– ra la conservación de la vida corporal, así es indispensable la oración para conservar la vida del alma. El hombre que no come. muere; y el alma que no ora, muere espiritualmente. El re– ligioso que no ora se debilita, enferma y se pierde. Por esto nos dice el Salvador: Vigilad y orad para que no entréis en tentación (66). La vida es una lucha continuada (67); para com– batir se necesita la gracia; porque sin' Dios no podemos ::iada. La gracia, de ordinario, no se con– cede sino por la oración constante. La oración es el arma fuerte para vencer los enemigos, es la tabla salvadora Que nos librará del naufra– gio; es la medicina que cura nuestras enferme– dades. c) Para evitar los pecados y corregir los clefec– tos.-Con la oración evitaremos las culpas y co– rregiremos los defectos. La culpa habitual y la ti– bieza con la oración bien hecha son incompati– ble. Ya lo dijo el Espíritu Santo: Acuérdate ele tus postrimerías y no pecarás (68). El que pien– sa en las verdades eternas, en el valor de su (65) In meditatione mea exardescet ignis. Ps. XXXVIII, 4. (66) Viqilate et orate, 1Lt non intretis in tentationem. Matth., XXVI, 41. (67) Militia est vita homini.s Sºllper terram. JolJ., VII. l. í68¡ In onmibus operibus tuis memorare novissima tua, et in aeternmn non peeoabis, Ecdi., Vil, 40.
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