BCCCAP00000000000000000000622

DÍA II.-{(DIES COGNITIONIS)) 59 dos? Y los otros nueve, ¿dónde están?» (64). La ingratitud le desagrada muchísimo. Y es como un viento que seca y quema todo bien, obstruyendo la fuente de la divina misericordia. No hay cosa que tanto provoque la indignación del Altísimo como la ingratitud. No seamos ingratos al Señor. Después que nos sacó gratuitamente del mundo, que nos rompió las cadenas del pecado, que nos puso seguros en el puerto, nos enseña el camino, nos acompaña, nos guía y conduce por las sen– das más breves, seguras y fáciles de la santidad. Cuanto mayores son los dones más crecen las ra– zones de agradecimiento. Sed, pues, agradeci– dos (65), os diré con S. Pab:o a los Colosenses. Sed gratos a los beneficios del Señor, dadle gra– cias sin cesar por la vocación religiosa. Todas las cosas que hacéis sean como un himno de agra– decimiento a los beneficios del Señor. San Pablo nos lo aconseja cuando dice: En todas las cosas dad gracias (66). Esas gracias no han de consistir sólo en pa– labras, sino en obras. No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos; sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, éste tal entrará (67). La prueba del amor está en las obras. La santidad de vida, el cumplimiento de los deberes son el mejor tes– timonio de nuestra gratitud. No basta estar en religión, sino vivir bien en religión. Los lugares santos no santifican a los que no quieren santi– ficarse. La soledad material y la santidad del lu– gar pueden ayudar, pero no son suficientes. No el vivir en Jerusalém, sino el vivir bien en Jerusa– lém, es lo que santifica. La soledad, el retiro, la clausura, el hábito bur– do y pesado, la vida de comunidad, no cabe duda (64) Nonnc dece1n m-uncletti sunt? Et novcm 'llbi sunt? Matth., XVII, 17. (65) Et vos gretti stote. Colas., III, 15. (66) In onmibus gratias agite. I Thes., V, 18. (67) Non omnis q1d dicit mihi: Domine, Domine, in– trabit in regnum coelornm; sed qui fcccit voluntatem Pa– tris mei, qui in coelis est, ivse intrabit in reonum coe– lorum. JIIatth., VII, 21.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz