BCCCAP00000000000000000000622

DÍA II.---<<DIES COGNI'.tIONlS)) 53 aguas, regados por el divino Jardinero, cultiva– dos con esmero para que demos copiosos frutos de santidad. 11. LA VOCACION RELIGIOSA OFRECE GRAN– DES VENTAJAS PARA ADQUIRIR LA SANTIDAD 10. Para apreciar mejor el lugar donde nos colocó el Señor, será bueno considerar las venta– jas del estado religioso. Estas las podemos com– pendiar en aquellas palabras del melifluo San Bernardo: «¿Por ventura no es santa, pura e inmaculada la religión en la cual el hombre vive con más pureza, cae más raramente, se le– vanta con mayor presteza, camina con más cau– tela, es regado con más frecuencia, descansa con mayor seguridad, muere con más confianza y será premiado más copiosamente?» .(52). Expliquemos un poco este hermoso texto del Abad de Claraval. a) Homo vivit purius. Al separarnos del mun– do no murieron las malas inclinaciones, ni cesa– ron las malignas tentaciones de nuestros enemi– gos. En 12, profesión religiosa se verificó la muerte legal, pero no siempre la muerte mística; lleva– mos con nosotros el vaso de corrupción, el hom– bre del pecado... Sin embargo, colocados en la casa de Dios, dentro del sagrado recinto, no hay tantos peligros, ni se ofrecen tantas ocasiones; los sentidos no sienten los objetos que tanto soli– citaban; el corazón no ama con pasión a las personas que antes idolatraba... Si el estado re– ligioso no nos hace impecables por naturaleza, nos hace casi inmunes por la separación de los objetos y por las condiciones del lugar. La castidad que en el siglo cuesta tanto y son muy pocos los que la observan, aquí, por la obediencia, la observan- (52) Nohne haec rcligio sancta, pura et inmaculata, in qua horno vivit purius, cadit rarius, surgit velocius, inccdit cautius, irroratur frequcntius, quiescit securius, moritur fiducius, purgatur citius, praemiatur, copiosius? Homíl. in Matth., cap. XIII, v. 45. M. P. L., t. 184, col. 1.113. Parisiis, 1859.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz