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52 ((ALVERNIA)) bajo servicio. Pues siendo todos del mismo ba– rro, ¿por qué nos tocó a nosotros la mejor suerte? Todos los mortales somos troncos de un mismo bosque; y Dios, como Dueño absoluto de él, ha escogido los nuestros para hacer de ellos imáge– nes de santos, que brillen en su templo, y a los demás les ha destinado a cada cual a usos especia– les, y unos servirán para postes telegráficos y otros para hacer carbón. Pues, siendo todos tron– cos de la misma selva, ¿qué hicimos nosotros pa– ra merecer un destino superior? Todos los cristia– nos somos piedras de la misma cantera, y el Ar– tífice supremo ha escogido a unas para los ci– mientos de su Iglesia, a otras para el pavimento y a otras para su tabernáculo y morada; ¿cómo nos cupo la dicha de ser elegidos para trono y altar del Rey eterno que ha puesto sus delicias en morar con los hijos de los hombres?» (51). No hay otra razón más que responder: Dios nos llamó porque quiso. ¡Oh infinita bondad de rni Dios! ¡Cuánto me habéis amado! ¡Qué dignación con este pecador! ¿Cómo os corresponderé? 9. Es una elección permanente; porque cuán– tos fueron llamados como nosotros, quizá com– pañeros de infancia, de colegio, de noviciado, de estudios, de sacerdocio, y ellos no han perseve– rado, no correspondieron a la gracia de la vo– cación, o se hicieron indignos de continuar en la casa de Dios. Ellos, como nosotros, fueron plantas trasplantadas del árido desierto del mundo al jardín ameno de la religión; pero no arraigaron en esta tierra fértil, se secaron, o los vientos de las tentaciones les arrebató de nuestra vista. ¿Por qué ellos se secaron y nosotros no? ¿Por qué ellos volvieron las espaldas a Dios y nosotros permanecemos todavía a su lado? ¡Por su bondad y misericordia! No a nuestros méritos, sino a la gran clemencia de nuestro Padre celes– tial debemos la perseverancia. Permanecemos to– davía plantados cerca de las corrientes de las (51) V. Ambrosio de Valencina, O. M. Cap., Cartas a Margarita, cap, IV, 11ág. 41, ed. 8. Sevilla. 1921.