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50 «ALVERNIA)) mos con fundamento, o quizá con certeza, que Dios nos ha llamado a la vida religiosa, nos ha elegido a este estado sublime de pPrfección, nos ha preferido con tanto amor a los demás cristia– nos; es necesario que meditemos seriamente este beneficio incomparable de la vocación religiosa; que nos demos cuenta del lugar que ocupamos en la Iglesia, de los designios amorosos de la Provi– dencia para con nosotros, a fin de que podamos corresponder mejor a sus grandes beneficios... Reflexionemos con detención en los siguientes puntos: I. La vocaczon religiosa es una elección sin– gularísima ele Dios. II. La vocación religiosa ofrece graneles ven– tajas para adquirir la santielael. III. La vocación religiosa nos obliga al agra– cimiento y correspondencia. l. LA VOCACION RELIGIOSA ES UNA ELEC·· CION SINGULARISII\'.IA DE DIOS 6. Dios, entre todos los millones de seres po– sibles, eligió solo los existentes que forman el mun– do; entre todos los ángeles, a S. Gabriel para la Anunciación de la Encarnación del Verbo; entre todos los hombres, al patriarca Abrahán, para que en su descendencia fueran benditas todas las generaciones y de su tronco saliera el Reden– tor (46); de entre todos los pueblos, al de Israel, para que fuera el predilecto y peculiar. En la Nue– va Ley, Jesús eligió a doce Apóstoles para predi– car el Evangelio en todo el mundo; de entre to– dos los cristianos, nos eligió a nosotros al estad'J religioso. Y nos eligió ab aeterno sólo porque qui– so y porque nos amó. En caridad perpetua te amé y por esto te atraje, teniendo compasión de ti (47). Dios dijo a Abrahán: Sal de tu tierra, 1 ,15) Gen.. XII. 3 y sgs. (47) In caritate ]Jerpet1m dile:ri te, idrn attraxi te, 111isercms. Jcr., XXXI, 3.

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