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DÍA Il.-«DIES COGNITIONIS)} ·19 El estado más excelente, más rápido, y a la vez más seguro, para la santificación del hombre, es el estado religioso. En éste se encuentran menos dificultades y más medios para conseguir el fin ... 3. No es al hombre, dice el Profeta Jeremías, a quien pertenece decidir su suerte, ni escoger el camino vor el cual ande y dirija sus pasos (44). A Dios pertenece colocarnos en el lugar que nos corresponde en este mundo, pero el Señor res– peta también nuestro libre albedrío, quiere nues– tro consentimiento; sin violentarnos, desea que sigamos su voluntad. 4. Puede ser que no la conozcamos siempr,3 con claridad; en este caso, es necesario pedirle que nos guíe con su divina Providencia, que vaya delante de nosotros como la estrella iba delante alumbrando a los Reyes Magos; que nos muestre la brújula para orientarnos debidamente. En me– dio de nuestras dudas y vacilaciOnes, exclamemos con el Profeta: Señor, muéstrame tus caminos, enséñame los senderos por los cuales queréis que ande ( 45). Dios, como sapientísimo y bondadoso piloto, nos escuchará y nos mostrará sus amoro– sos designios... De secundar sus planes, de seguir su llamamien– to, de ocupar el lugar que Dios quiere, puede de– pender nuestra salvación y santificación. Si el cristiano no ocupa el estado, el lugar que Dios le h2. designado en este mundo, es muy fácil que sea como un hueso dislocado en el organismo social, sucediéndole lo que acontece en el organismo hu– mano. En éste, el hueso fuera de su lugar moles– ta y causa dolores; de semejante manera acon– tecerá en el organismo moral, colectivo y social. El hombre, fuera del estado en que Dios le quie– re, es una nota discordante en el armonioso con– cierto de la naturaleza y de la gracia, dispuesto por el Artista divino. 5. Nosotros, que somos ya religiosos, supone- 144) Non est homíni vía /et, et dírigat gres.. 1.1s s1ws. .Ter., (45\ Vias tuas, Domine, t11as ecloce me. Ps. XXIV, 4, rirí est ut ambu- 23. mihi: et semitaB