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22 ((ALVERNIA>J sentes supongo tendrá el atrevimiento de poner– lo en duda. Mas no eonsiste sólo cm hacerlos, sino en hacerlos bien. Las necesidades internas no se remediarán, ni la voluntad de Dios se cum– plirá, si no los hacemos debidamente... III. DISPOSICIONES PARA HACER BIEN LOS EJERCICIOS 13. Para conseguir los frutos vinculados a es– tos días de retiro es necesario que cooperemos a la gracia y pongamos de nuestra parte lo que Dios nos pide. La gracia mueve la voluntad, pero no la violenta; ésta debe disponerse para recibir con docilidad la acc:ón divina y concurrir en su pequeñez... Indicaré sólo algunas disposiciones más convenientes, dejando otras a la conside · ción de cada uno. l. Buena voluntarl. La condición esencial para sacar fruto es tener verdadera voluntad de apro– vecharse. No se deben hacer sólo por una lau– dable costumbre, por una imposición de la ley, por el respeto humano, por no ser menos que los demás. Cada uno debe decirse a sí mismo: Voy a hacer los Ejercicios porque es la voluntad de Dios; mi alma lo exige, mi conciencia lo reclama; buscando sólo la gloria de Dios y mi mayor apro– vechamiento. Cuanto más se aprecia una cosa, más se desea, y el deseo como el aprecio nacen del conocimiento. Nihil volitum quin praecogni– tum. Si queremos despertar en nosotros el inte– rés, los deseos, los motivos de hacer bien los Ejer– cicios, consideremos su necesidad, su utilidad, su excelencia, su importancia para nosotros. Con– sideramos seriamente lo que arriba hemos dicho a,'erca de los fines y necesidad ... 2. Oración. En todas las obras naturales ne - cesitamos del concurso de Dios, y en las sobre– naturales el de la divina gracia. Sin Mi no po– déis nada (33), dijo Jesucristo Esta es una ver- (33) Sine me nihil potestis facere, Joann., XV, 5.

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