BCCCAP00000000000000000000622
200 <<ALVERNIA)) Princiviis obsta. Luchemos al principio, antes que el enemigo entre dentro de nuestra casa; porque es más fácil la defensiva que la ofensiva. Evitemos las ocasiones que nos mueven a los pe– cados. Arranquemos el mal árbol de raíz, si que– remos que no dé malos frutos. Dominemos nues– tra pasión dominante, que suele ser la causa más influyente de nuestros pecados veniales habi– tuales. Nunca digamos que un pecado venial es cosa de poca importancia. Basta saber que ofende a Dios para que sea importantísimo. Cuando se tra– ta de agradar o desagradar a Dios, no hay cosa pequeña, todo es grande. Hagamos un vropósito f.'rme de no cometer ja– más pecados veniales deliberados; y en este pro– pósito debemos confirmarnos todas las veces que nos confesamos y en todo examen de conciencia. Huyamos de las ocasiones vróximas. Si vemos que una causa permanente, sea persona, lugar o cosa, nos hace hacer, evitémosla como piedra de escándalo y ocasión de ruina... Tengamos cal– ma, serenidad, presencia de espíritu, dominio de nosotros mismos en las adversidades y disgustos de la vida. La previsión, el recogimiento, la pre– s2:1cia de Dios, nos ayudarán a no dejarnos do– minar de los vaivenes de la vida, sean prósperos o adversos. Tengamos todos los días examen var– ticular sobre los pecados veniales más frecuentes y más deliberados. Sobre la pasión dominante y sobre nuestras malas inclinacioiles, que nos im– pulsan a la culpa... Sí usamos debidamente de estos medios, la gracia del Señor será con nos– otros y aumentará de día en día hasta llegar a una muy elevada santidad. CONCLUSIONES Y PROPOSITOS 1. De la consideración de los propios pecados debo sacar: Un dolor profundo de todos mis pecados, con el propósito de hacer una confe– fesión general o parcial humilde. Pater, vec-
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz