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DÍA IIl.-·((DlES COMPUNCTIONIS)) 197 ----·---- ------- el combustible, puede estallar en un incendio; será como una serpiente que se calie:1ta en el seno y que se excita y apr, 0 ;;ta a morder a quien la acaricia. Además, a medida que aumentan los deseos de la pasión acariciada, se debilita el vigor de la voluntad, se ciega ia luz del entendimiento, el enemigo acomete con más violencia. Sumemos todas las consecuencias que se siguen de hacer poco caso del pecado venial, y se cumpli– rán en el alma las palabras del Espíritu Santo: El que desprecia las cosas pequeiias, poco a poco caerá en las grandes (199). Si observamos las caídas tremendas y escandalosas, veremos que ge– neralmente no fueron repentinas. Nemo repente fit sumrnus. Ninguno de repente se hace ni santo ni perverso. Empezaron a perder el fervor en el servicio divino, se fueron habituando a culpas ligeras, perdieron la delicadeza de conciencia, vie– ne la flojedad, la tibieza en las cosas de Dios, y poco a poco se van deslizando hasta caer en las culpas graves. Las culpas leves y deliberadas son como una escala por la que se desciende al abismo del pecado mortal. No dig·amos, pues, que son fa~tas de poca im– portancia por las que nos viene la ruina espiri– tual y quizá la condenación del alma. Una gote– ra en una casa parece cosa de poca importancia, pero si se abandona puede llegar a arruinar el edificio. Una cllispa es cosa pequeña, pero si se aplica a una materia infamable causa incendios desastrosos. Un pequeño agujero en la nave es de poca importancia, y fácilmente se puede ta– par; pero si se deja, poco a poco irá llenando la nave de agua y la afondará. No seamos negligen– tes y descuidados en evitar los pecados veniales, porque el que es infiel en lo poco también lo será en lo mucho (200). El que descuida su perfección puede llegar a perder su salvación. 11:J8¡ Qui ,mernit modica, paulatim deC"ldet. Eccli., XIX. l. (200) Qui in modico iniq1111s e.t, et in majori iniquus erit. L11c.. XVI. 10.