BCCCAP00000000000000000000622

184 (<ALVERN!All ria» (179). He aquí el secreto de los Apóstoles humildes. Cuantos más se humillen, más las gen– tes correrán tras ellos. III. MODELOS DE HUMILDAD Jesús nos dice que aprendamos de Él a ser man– sos y humildes de corazón (180). En verdad que Jesús durante toda su vida fué un modelo per– fectísímo, un ejemplo vivo de humildad. Se abaja a tomar nuestra naturaleza con todas sus pena– lidades; nace de una Madre pobre en un esta– blo, en medio de privaciones; quiere someterse a la circuncisión; huye a Egipto perseguido co– mo débil e impotente; regresa a Nazaret y se so– mete en todo a María y José en el humilde oficio de carpintero; es bautizado por S. Juan como si hubiese contraído la culpa; se deja tentar por el diablo como un pecador; cuando le quieren hacer Rey, huye y se esconde; en la última Ce– na lava los pies a sus discípulos; padece las ago– nías del huerto, la traición de Judas, la negación de S. Pedro, el abandono de los discípulos; le condenan los tribunales, le coronan de espinas, le visten de escarnio, le abofetean los ministros, le mofa la plebe, le escarne:ce la soldadesca, los judíos piden su muerte a gritos, le posponen a Barrabás, le cargan con la Cruz, le clavan en ella, le crucifican entre dos ladrones; muere, después de penosísima agonía, con la muerte más afren– tosa. Se humilló a Sí mismo, y se hizo obediente hasta la muerte y muerte de Cruz .081). Todavía más: permanece con nosotros en la Eucaristía de una manera humildísima. En la Cruz estaba escondida la divinidad; aquí se ocul– ta también la humanidad (182). Permanece en- (179) Cfr. «Florecillas», cap. IX, p. 70. Barcelona, 1026. ( 180) Discite a me, quia mitis smn et hmnilis carde. Matth., XI, 20. (181) Humiliavit enirn semetipsmn, factus obedíens usque ad mortem, mortem autem crucis. Philip., II, 8. (182) S. Thom. Aquinat., in Adoro te devote.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz