BCCCAP00000000000000000000622

182 « A L V E R N ! A )) tor, se muestra generoso, amable y misericordioso para con los humildes... 3. Es necesaria para el apostolado. Los humi.1- des son agradables a Dios, y Dios se abaja hasta ellos para elevarlos, comunicarles sus secretos y confiarles sus misiones sobre la tierra. Elige Dios los pobres, ignorantes, débiles, para confundir a los rlcos, sabios y poderosos de la tierra. Moisés recibe el encargo de librar al pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto, y dice humildemente al Seflor. ¿Quién soy yo para presentarme en la pre– sencia de Faraón y sustraer de su opresión a los hijos de Israel. Y Dios le responde: Yo seré con– tigo (176). Llama a Jeremías al ministerio de Pro– feta, se humilla y se reputa incapaz de hablar como un nif10. El Seflor le dice: No digas que eres un niño, que no sabes hablar; no temas la presencia de aquéllos ante los cuales te mandaré hablar; porque Yo estoy contigo para librar– te 077). El Bautista resiste a bautizar a Jesús por reverencia, y Jesús le responde amablemen– te: Nos convi.ene cumplir toda justicia (178). Los Apóstoles eran humildes pescadores, sin cultura humana, sin poder, sin riqueza, y Jesús los esco– ge por Apóstoles para predicar el Evangelio, ex– tender la Iglesia, ser luz dei mundo y sal de la tierra; vencer la ignorancia, los poderes tempo– rales y confundir a los sabios. Si recorremos los veinte siglos que lleva de existencia la Iglesia, veremos una multitud inmensa de apóstoles, mi– sioneros, sacerdotes, que han convertido innume– rables almas para Cristo, realizando obras gigan– tescas con la humildad de corazón. Recordad sólo las figuras más salientes de nuestra Orden, como el Santo Fundador, S. Buenaventura, S. An– tonio de Padua, S. Bernardino de Sena, S. Juan Capistrano, S. Jaime de la Marca, S. Lorenzo de Brindis, S. José de Leonisa, B. Angel de Acrio, B. Diego de Cádiz, V. José de Caravantes, V. Mar- (176) Exod., III, 12. (177) Iere. Proph., I, 7 y sigs. (178) Matth., III, 15.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz