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178 ((ALVERNIA)) ----------------------- vida tantas gracias y tantas bondades de Dios, que nunca salia de su asombro (151). En esto consiste la verdadera humildad de co– razón; no en ;as palabrns solas, ni en un conti– nente externo humilde, ni en la vileza, ni en la pusilanimidad, ni en otras falsas humildades que se venden baratas y cuesta poco practicarlas. La verdadera humildad comprende todo el hombre interior y exterior. La humildad puede ejercitarse de diversos mo– dos. San Buenaventura indica los siguientes (152): Despreciar el mundo, porque está lleno de pom– pas y vanidades. No despreciar a nadie, porque todo hombre es criatura de Dios y tiene en si razón de imagen y semejanza de Dios (153). El humilde se reputa siervo de todos los otros y a todos se somete (154). DE!S1)reciarse a sí mismo, porque la humildad es una virtud por la que el hombre, teniendo verdadero conocimiento de sí mismo, se envilece (155). Conoce su propia fla– queza, que de si tiene sólo pecados; y si algo bueno hay en él, es todo de Dios. Ama ser des– preciaclo, po!·que ninguno tiene la virtud perfec– ta, si no se cree inútil y vano, y de esa manera quiera ser reputado (156). Para que el hombN sea verdaderamente humilde se requiere que se juzgue despreciable, que quiera que le llamen des– preciable y que le traten como tal (157). Gozarse en el desprecio. Así como los soberbios se glorían con los honores, los humildes con los desprecios. Es un signo de verdadera humildad el que el hom– bre se alegre de la gloria ajena y del propio desprecio ( 158). \ 151) Hilarino Feider, O. M. C!\p., Ideales de s. Frun– dsco, t. I, p. 237. (152) Serm. S in Aseen. Domini., t. IX, p, 321. (153) Quaest Disp. de JJerf. evung., e¡, 1, !\d 5. t. V, p. 123. (1541 S. Antonius Pat. Scrm. Domin. 3 in Qiwdrag., vol. I, p. 83. (155) S. Bonav.. Quaest. Disp. de perf. ewng., q. 1, t. v. j}, 121. (15G\ S. Bonav .. Quaest. Disp. de perf. ernnq., q. l. t. v. p, 119. (157) Ihid., !J. 117. (158) Comm. in Iorrnn., cap. III, n. 53. t. VJ, p. 287.