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DÍA III.-(<DIES COMPUNCTIONIS)) 157 Es el pecado capital, raíz y fuente de todos los demás. En todo pecado hay rebelión, y en toda rebelión se encuentra la soberbia. Dios se inclina misericordioso sobre los humildes y huye de los altivos y soberbios. Como el vicio capital de la soberbia es origen de muchos males y se encuentra en toda clase de personas, aun en las que tratan de perfección, como religiosos y sacerdotes, es necesario cono– cer bien este vicio. Conociéndole, le atacaremos; y atac:índole, le venceremos; y venciéndole, ven– ceremos con él otros muchos. Trataremos: I. II. III. Naturaleza del vicio de la soberbia. Vicios que nacen de la soberbia. Daiíos desastrosos que produce la berbia. IV. Remedio contra a soberbia. so- l. NATURALEZA DEL VICIO DE LA SOBERBIA l. La soberbia es un apetit0 desordenado de la propia excelencia (99). San Isidoro dice que la palabra soberbio se aplica a aquel que desea parecer más de lo que es (100). San Gregorío Magno señala cuatro especies de soberbia a) Juz– gar que el bien que uno tiene lo posee por sí mis– mo, cuando es causado por otro; bJ creer que lo que se le ha dado graciosamente de arriba, lo debe a sus mérito3; c) cuando se jacta de tener lo que realmc1t~' no posee o en mayor grado de lo que posee; di cuando, despreciando a los demás, apetece inordenadamente ser vislo y alabado (lOll. Existe en el hombre un sentimiento legítimo que nos inclina a estimar lo bueno que en nosotros existe. Podemos e:'l realidad lícitamente estimar lo que Dios nos ha concedido, pero reconocién– dole a Él por autor de ello. La soberbia supone 1991 swn. Theol., II, II. q. CLXII, art. l. 11001 Et:umol., lib. X, lítter. S, P. L .. !VI., t. 82, col. 393. (101) Moral., Uh. XXIII, cap. VI cIV), M. P. L., t. 76, col. 258.
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