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DÍA III.-«OIES COMPUNCT!ON!S)) 151 sido hallado falto (86). Y, en efecto, aquella misma noche Baltasar fué asesinado. No abuses de la misericordia de Dios; porque llegada su hora viene a buscarte y, si te encuentra lleno de ini– quidad y falto de buenas obras, te precipitará en el infierno. Una muerte repentina, una troJ•· ción, una desgracia, un caso inesperado corta el hilo de tu existencia y vas a parar al fondo de la eternidad... VIII. ¿ES INFINITA LA MALICIA DEL PECADO GRAVE? En muchos libros de piedad se lee que el pe– cado mortal contiene una malicia infinita, sin dar ninguna explicacíón. La expresión tiene un senticlo verdadero y otro falso. Para evitar in– exactitud8s, vamos a resumir brevemente la doc– trina teológica sobre esta cuestión. Afirmamos que la malicia del pecado no es simpliciter, infi– nita, sino sólo secundum quid. En otras pala– bras: la malicia del pecado no puede ser infinita esencial y formalmente, por razón del acto hu - mano en si mismo considerado; puede llamarse infinita por una denominación e.Ttrínseca y ob– jetiva, es decir, bajo cierto respecto. I. No vuedr;; ser «simpliciter», infinita: a) Las acciones todas de las criaturas son finitas esen– cialmente. Jamás una cos:i finita puede producir efectos infinitos. La medida de las acciones bue– n;as o malas no puede exc,eder la capacidad del operante. El hombre, por un acto malo finito se s0para de un bien infinito; luego el pecado no puede ser esencialmente infinito. Así lo afirma Santo Tomás con otros muchos teólogos (87). Juan Duns Scoto afirma lo mismo: «Es impo– sible, dice, que el pecado formalmente tenga una infinidad intensiva; porque entonces al Sumo Bien (86) Appensus es in statera, et inventus es minus habens. Dan., V, 28. (87) IIT, e¡. 1, a. 2, ad 2.
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