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114 ((AL V E R NI A» III. GRADOS IlE PERFECCION EN LAS OBRAS 6. El hombre, al obrar, puede moverse por di– versos motivos. De la diversidad de motivos se clasifican también los modos de obrar. Los cris– tianos pueden servir a Dios y hacer las obras buenas como esclavos, como mercenarios, como hijos y como amigos. a) Como esclavos. Obran como esclavos los que tienden al fin impulsados por los castigos presen– tes o futuros con que Dios amenaza a los que no cumplen la ley u obran mal. No hay duda que si uno se abstiene del mal y obra el bien por temor de la sanción sobrenaturc.l, las obras se ordenan también al fin sobrenatural. E~a manera de obrar se indica en las palabras de David: Clavad, Señor. con vuestro temor mis carnes 079). Por esto sue– le 112,marse este fin de obrar fin de esclavos, que se mueven por el temor del castigo. Es evidente que al fin obran el bien, pero por un motivo muy imperfecto y a más no poder... b) Como mercenarios. El criado o mercenario obra por la recompensa que el Sef10r le ha de dar. Así obran los cristianos que se determinan a prac– ticar el bien: por la bienavi?nturanza, por el pre– mio eterno que Dios nos ha prometido. También indica este modo de obrar el Real Profeta, cuan– do dice: Incliné mi corazón para obrar tus Justi– ficaciones, por la retrilJUción ( 180). Este motivo es más perfecto que el anterior, p2ro todavía in– teresado. El hombre mira al premio que Dios le dará por sus obras; busca más su felicidad que la gloria de Dios, aunque no la excluye. c) Como hijos. Los hijos verdaderos aman y sirven al padre por amor. Las almas más perfec– tas tienden a Dios como el mejor y más amante de los padres; el premio o el castigo los conside– ran co,no una cosa 1::ecundarla. Los hijos aman timare tuo carnes meas. Ps. CVIII, 120, faciendas jnstifícationes CVIII, 112.
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