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DÍA I.-<<DIES PTIAEPARATIONIS>> 11 ------ --------· --------- amor y santidad. Sacaréis a[!uas con ale[!ria de las fuentes ctel Salvador ( 6l. Las fuentes inago– tables de sus llagas producirán torrentes de agua cristalina para las almas sedientas de amor di– vino. Todavía más: después de hablarle y ali– mentarla, la desposará consigo, como dijo por el Profeta Oseas: Te desposaré conmigo para siem– pre <7). Jesús, separándo:a de las criaturas, de los ídolos de los afectos terrenos, de todos los amadores del mundo, se le mostrará como único, verdadero y amante Espeso. Pero, ¿cómo la des– posará? Él mismo lo indica: La desposaré en la justicia de la santidad, en el juicio de la verdad, en la misericordia del corazón y en la fe clel amor (8). Entonces, ¿qué sucederá? Que el alma conocerá a su divino Esposo. Sabréis q1u; Yo soy el Se1ior ( 9), grande, dulce, generoso ... Yo soy el único que puede saciar el corazón humano, el único Esposo que te puede contentar en el tiem– po y en la eternidad... b) Venid a examinar vuestras relaciones con Dios, con vuestros prójimos, con vosotros mis– mos. Considerad las leyes generales como hom– bres y como cristianos, las obligaciones particu– lares de vuestro estado o profesión, los deberes de vuestro cargo u oficio ... En las horas del retiro y del silencio preguntad a vuestra conciencia: ¿Cómo están mis cuentas para con Dios? ¿Qué me dicen mis obligaciones? Tú, religioso, superior, súbdito, sacerdote, predicador, confesor, maes– tro, profesor... , a la luz de las verdades eternas y en presencia del supremo Juez, examínate aten– tamente penetrando los últimos repliegues de tu conciencia, que como fiscal imparcial alega con– tra ti los cargos de tu defectuosa conducta... c) Venid a escuchar la palabra de Dios en las buenas lecturas, en las meditaciones serias, en la (6) Haurietis aquas in gaudio ele fontibus Sa!vato– ris, Is., XII, 3. (7) Sponsabo te mihi in sem11iternum, Os., II, 19. (8) In iustítia, in iudicio, in misericordia... in fide ..., Os., II, 19. (9) Et scieti,S quia ego Dominus, Os., II, 20.