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DIA II Conferencia VI (VII) DEL FIN Ql;E SE DEBE PROPONER EL HOMBRE EN EL OBRAR, O SEA, DE LA RECTITUD DE INTENCION SiL'e ergo manducatis, si'l:e bíbi- tis sive aliild facitis, onmic' in gloriam Dei Ora con1áis, ora bebáis, ora ba– gáis cualquier otra cosa, hacedlo to– do a gloria de Dios. ,I Cor.. X. 31.) l. Dios nos creó para conocerle, servirle y amarle, y para esto nos ha dado todos los me– dios y todas las cosas necesarias. Nos ha conce– dido el alma con sus potencias, el cuerpo con sus sentidos y las cosas externas que nos rodean. No3 el2vó al orden sobrenatural y nos concedió las inmensas riquezas de la redención. Vivimos en la Iglesia, depositaria de la doctrina del Re– dentor, dispensadora de las gracias, de los sa– cramentos, del sacerdocio, de la jerarquía, de to– da la economía del orden sobrenatural. Dios, co– mo hombres racionales y como cristianos, nos ha provisto en abundancia de todos los medios pa– ra conseguir nuestro supremo fin. Nosotros debe– mos considerarlo todo como procedente de Dios y como destinado y dirigide> a su gloria y a nues– tro bien. Lo que nos importa es saber usar bien de todos lstos medios según la ordenación divina. De nuestra parte, consciente y voluntariamente, debemos vivir y trabajar según los planes de Dios, de acuerdo con su divina voluntad, es decir, de-

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