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10 ({ALVERNIA» del retiro, separaos del bullicio del mundo, subid a la cima del monte Alvernia, consagraos por unos días al nrgocio de vuestras almas, acudid a practicar bien los Santos Ejercicios... 2. ¿Qué debéis hacer en este retiro? ¿Para qué os internáis en la soledad? ... Tres cosas debéis principalmente procurar: me– ditar, examinar, escuchar... a) Venid a meditar las verdades eternas, los destinos supremos de vuestras almas. Con desola– ción está desolada tocla la tierra, porque no hay ninguno que reflexione ele cora:zón (2), dijo el Profeta Jeremías. Venid al recogimiento del co– razón para pensar seriamente en el negocio de vuestra salvación y santificación. Venid a oír la voz divina, que seguramente os hablará en la ora– ción. Oiré lo que hable en mí el Se1íor (3). Si, te hablará el Señor por medio de la meditación, por la inspiración, por la predicación, por las mociones que produzca en tu corazón. La llevaré a la sol?clad y la hablaré al corazón, dijo por el Profeta Oseas (4). Un amigo, para comunicar los secretos a otro amigo, no lo hace a voces en medio de las plazas; se retira a la soledad, a la intimidad, y, sólos en lugar seguro, donde no sean oídos, le comunica las intimidades de su cora– zón. Así, Dios, el mejor amigo del alma, no le comunica sus secretos en el bullicio del mund J, en medio de la ag;itación, en el trato clamoroso de las criaturas; llama al alma a la soledad de la meditación, y en el silencio del recogimiento le comunica sus insp:raciones y sus gracias ... Pero no sólo le hablará, sino también la alimentará con alimento exquisito, con la leche ele sus pe– chos (5). Jesús, con el néctar purísimo que brota de su corazón, saciará al alma en sus ansias de (2) Desolatione desofota est omnis terra, quia nul– lus est q1li recogitct carde. Jer., XII, 11. (3) Audiam quicl Zoquatur in me Dominns Deus, Ps. LXXXIV, 9. (4) Ducam eam in solitudinem: et loquar ad cor eius, Os., JI, 14. (5) Ecce ego lactaba eain, Os., II, 14.

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