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CAP. I.-FUNDAMENTOS BÍBLICOS 69 del m1s10nero, para que se traduzcan en consoladoras realidades. Imitatores mei estate, sicut et ego Christi (201). 74. Escritos de San Pablo.-El vaso de elección no se contentó con pasar de ciudad en ciudad, anunciando con inmensas fatigas y sacrificios el Evangelio; extendió su ardiente celo a los ausentes y venideros, dándonos admirable doctrina en sus escritos. Los escritos son viva manifestación de su espíritu. Su lenguaje es vivo, penetrante, robusto, conciso, profundo, original, adaptado a las circunstancias, multiforme, fecundo, lleno de riqueza y de eficacia. Dice San Juan Crisóstomo: <(Paulinae epistolae metalla sunt spiri– tus et fontes; metalla quidem, quia quovis auro pretiosiores nobis praebent divitias; fontes vero qui nunquam deficiunt, sed quam– tumlibet exhauseris, tantum ac multo amplius affluit» (202). Y San Jerónimo añade: «Quotiescumque Paulun1 lego, videor mihi non verba audire, sed tonitrua» (203). No en todas las catorce Epísto– las, que se han conservado, se tratan cuestiones misionales; pero en muchas de ellas los materiales misionológicos son abundantí– simos y de sólida base teológica. Dados los estrechos límites de que disponemos, sólo indicaremos algo de su admirable doctrina referente a las cuestiones misionales, espigando en algunas de sus Cartas, según el orden de la Vulgata. 75. Epístola a los romanos. - En esta Carta el material misionológico es muy abundante y de máxima importancia. En los dos prirne1w; capítulos demuestra que ha sido elegido y segrPgado por Dios para predicar el Evan– gelio a todas las gentes (204); que la justiria no nos viene de la filosofía pa– gana (205), ni de la antigua ky mu,;air:1 (206), sino de la fo l'Vangóliea. Hace ver después que judíos y gentiles estaban sujetos al pecado, ~·. por consi– guiente, era necesaria la fe en Jesurristo para la justiíicación, que viene sobre todos los que creen en Él sin distinción de judío o de gentil (207). De– muestra que el Evangelio nos da los verdaderos bienes (208), nos libra del pecado original (209) y personal (210), de la servidumbre de la ley (211) y de la condenación a la muerte (212). Mostró las riquezas de su gracia en vasos de misericordia que preparó para la glorii,, llamando, no sólo a los judíos, sino también a los gentiles, como dijo Oseas: «Llamaré mi pueblo al que no era mi pueblo; y amado, al que no era amado; y que alcanzó misericordia, al que no la había alcanzado)) (218). La Escritura dice que «todo el que cree en Él no será confundido, porque no hay distinción ele judío ni de griego, (20~) I Cor., XI, l. Cfr. Con~n.rus COR!<FLII A LAPI!JE, s. J .. Ejfig·ies dfri Pau!i sive idea vitae apostolicac, ed. 2'1, de R. GALDÓS. S. J., Westrnalk. 1937. (202) De verb. Apost. ltomb.. 3, 1. P. G., LI, col. 291. (203) Ad Pammanch, ep. 48, P. L, XXII. col. 502. (204) I, 1-17. (205) I. 18-32. (206) II, 1-3, 20. <2071 III, 21-31; IV, 1-2R. (208) v. 1-11. (209) v. 12-21. (210) VI, 1-23. (211) VII. 1-25. (212) VIII, 1-39. (213) IX, 23-25.

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