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66 P. I.-MISIONOLOGÍA DOCTRINAL b) LA ESTRATEGIA.-Conociendo perfectamente su m1s10n de anunciar el Evangelio a toda creatura en sus viajes apostólicos, buscaba los centros rnás estratégicos del tiempo, como Antioquía, Tesalónica, Atenas, Corinto, Efeso, Roma, etc., donde predomi– naba el comercio y la cultura. A estos lugares solían concurrir los judíos dispersos, en cuyas sinagogas, de ordinario, predicaba con preferencia, sin excluir por esto a los gentiles. c) ADAPTACIÓN.-Con admirable flexibilidad supo, .adaptarse a las circunstancias y a las personas. «Me hago judío con los ju– díos para ganarlos. Con los que viven bajo la Ley, me hago como si yo estuviera sometido a ella, no estándolo, para ganar a los que bajo ella están. Con los que están fuera de la Ley me hago como si estuviera fuera de la Ley para ganarlos a ellos, no es– tando fuera de la Ley de Dios, sino bajo la Ley de Cristo. Me hago con los flacos flaco, para ganar a los flacos ; me hago todo para todos, para salvarlos a todos. Todo lo hago por el Evangelio, para participar en él» (187). d) CuLTURA.-San Pablo tenía un espíritu vivo y penetran– te; era un psicólogo agudo y un dialéctico formidable, y no des– conocía la cultura hebrea y helénica de su tiempo. Así salió al campo del apostolado armado de un excelente bagaje de ciencia humana y divina, no temiendo presentarse como verdadero mi– nistro de Cristo y dispensador de los misterios de Dios ante los sabios de Atenas para demostrarles la existencia del Dios desco– nocido. Creyéndose deudor a los sabios e ignorantes, a unos y a otros se acomoda, predicando a Cristo crucificado, escándalo para los judíos, locura para los gentiles, mas poder y sabiduría de Dios para los llamados, ya sean judíos, ya griegos. Porque la locura de Dios es más sabia que los hombres y la flaqueza de Dios más poderosa... Eligió Dios la ignorancia del mundo para confundir a los sabios y la flaqueza del mundo para confundir a los fuer– tes (188). Argüía contra los errores, fustigaba los vicios, confun– día a los filósofos, instruía a los ignorantes, fortalecía a los dé– biles, consolaba a los tristes. Teólogo y místico, educador y poe– ta, orador y filósofo, maestro y padre, sabe aplicar admirable– mente la Escritura a las necesidades del auditorio. e) AMOR A JESUCRISTO.-En la predicación y en los escritos de San Pablo se manifiesta un amor ardiente a Cristo. La caridad de Cristo le urge (189), le penetra, le devora; no quiere vivir sino para Cristo y en Cristo. «¿Quién nos arrebatará al amor de Cris– to? ¿La tribulación, la angustia, la persecución, el hambre, la des– nudez, el peligro, la espada?... Persuadido estoy de que ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni los principados, ni lo pre- (187l I Cor., IX, 20-23. (188) I Cor, I, 23-28. (189) II Cor., V, 14.
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