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54 P. I.-MISIONOLOGÍA DOCTRINAL ARTICULO II NUEVO TESTAMENTO 53. Bibliografía.----J. DANIÉLOU: Le mystere de l'Avent, Paris, 1948.– DEVESCOVI, O. F. M.: De oratione Jesu pro missionariis sec. Juan., XVII, 9-26, en Collectanea Commis. Synoda!is, Peiping, HJ39, pp. 1044-1058.--lDEM: De spiritu missionario jua:ta librum «Actus Apostolorum», ibíd., 1940, pá– ginas 103-111.-FISCHER: Jesus letzter Wille, Steyl, UJ06. -- HAUSLEITNER: Der Missionsgedanke im .Evangelium des Lukas, Barmen, HJ05.-M. MEr– NERTZ: Jesus tmd die Heidenmission, Münster, 1925.-F. J. MONTALBAN, S. J.: El universalismo inicial de la Iglesia naciente, Burgos.-M. J. LAGRANGE: L'Evangile de Jésus-Christ, Paris, 1D28.-P. PAHENTE: Le Missioni Catto– liche nella luce della Processione del Verbo, en Euntes Doccte, 1948, pp. 3-14. S. RoSADINI, S. J.: Institutiones introductoriae in Libros N. T., Roma, HJ22. SrMON-PHADO, C. SS. R.: Fraelectiones Biblicae, Novum Testamentum, t. I, páginas 25-:12 (trae abundante bibliografía), Taurini, rn:JO. -- H. STHEIT, O. M. I.: Missionspredigten, Freiburg, 1D14.---F. SPITTA: Jes-us m1d Hei– denmission, Giessen, lfJ09.-A. VITTI, S. J.: Gesu e l'Avostolato missiona– rio, en Teología e Missioni, pp. 137-161, Roma. HJ4:~.--IDEM: L'apostolato missiorwrio nel mondo intcro i,tituito da Gesú Cristo, en Il Pensiero Miss., 1929, t. I, pp. 7-rn; 1B30, t. II, pp. 13-:12, 121-128.--WENDELL s. REILLY: Holy Scripture and Missionary Endea¡,or ( N,ew Testament), en The Missionary Academia, vol. II, n. I, New York City, 1844.- -Oportunamente iremos in– dicando otras obras. s I.-Los SANTOS EVANGELIOS. 54. El Mensaje Neotestamentario.-El A. T. es una prepara– ción para el Mensaje de Cristo; se ordena al Nuevo Testamento, sin el cual no puede explicarse. A éste convergen la Ley, los Pro– fetas y la Historia de Israel; porque dice San Pablo que el fin de la Ley es Cristo (127). Al lado del nacionalismo del pueblo hebreo y de su peculiar alianza con el Señor, vemos la proclamación del univen:alismo mesiánico. «De suerte qtw la Ley fué nuestro ayo o pedagogo para llevarnos a Cristo, para que fuéramos justificados por la fe » (128). Por esto la Ley no podía predicarse a los gentiles como una rc'ligión definitiva y completa; era una cosa dada sola– mente para los judíos, que debía desaparecer llegado el tiempo de la realidad prefigurada. Aun hoy día no se puede comprender el resultado de una misión judía que predique la Ley a los hindúes, japoneses o chinos. El Nuevo Testamento es el Mensaje del Hombre-Dios, en el que se verifican las figuras. se cumplen las profecías, se revelan los misterios y se realizan las promesas. Este Mensaje del Verbo Encarnado tiene un alcance universal y perpetuo. En adelante ya 027) Rom., X, 4. (128, Gat., III, 24.
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