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CAP. I.-FUNDAMENTOS BÍBLICOS 53 51. La esperanza mesiánica fuera de los libros canónicos.-Además de los libros inspirados, se encuentra también abundante y variada literatura en los libros apócrifos, en los meramente históricos, en los vaticinios de las Sibilas y en las mitologías de los paganos. Con más o menos precisión, se manifiesta la necesidad y la esperanza de un Mesías universal de las gen– tes, por las cuales se ofrecerá en sacrificio (125). 52. El concepto de Dios en el A. T. y el método misionero.– La existencia v los atributos de Dios se manifiestan ad modum re– cipientis. En el A. T., generalmente, no se prueban por medio de razonamientos filosóficos: se creen, y solamente los impíos tienen audacia para decir que no existe Dios (Ps. 13, 1; 10, 4). Los pa– triarcas, los legisladores, los profetas, los salmistas fueron instru– mentos de Dios para declarar mejor su concepto. Leyendo la Biblia se ve una revelación progresiva que se va declarando cada vez más. La inspiración divina se adapta a las circunstancias de los pueblos y de las personas. El A. T. no contiene una revelación completa. El judaísmo es una religión incompleta, que vive de esperanzas. El budismo estaba ya completo en tiempo de Gautama; el isla– mismo no añadió nada sustancial a la doctrina de Mahoma; el judaísmo, al contrario, siente la propia insuficiencia y exige per– fección continua hasta que Dios hable por su mismo Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas (126). Esta revelación progresiva en el A. T. tiene una significación misionera; porque así en el pueblo de Israel el concepto de Dios se fué librando de las infiltraciones del animismo, del politeísmo, del racionalismo y legalismo de los pueblos paganos que le rodea– ban. Teniendo en cuenta las inclinaciones del pueblo judío, sus prevaricaciones y las ideas de los pueblos circundantes, se ve cómo Dios tuvo una providencia especial para con él, preservándole de los males que hubieran oscurecido la noción del verdadero Dios y el concepto mesiánico del Cristo. La economía observada por Dios en la revelación paleotestamentaria es una magnífica lección del método de adaptación y preservación que los misioneros deben tener presente. (125) Quien quiera más noticias sohre este :punto puede ver DAMIÁN URIARTE, S. J., Cristo, el único Mesias Salvador anunciado por los Profetas u deseado por los 1nie– blos, pp. 40-44. Burgos, 1931; CESARE CARMINATI, o. c., ,p:p. 25-27. (126) Hebr., I, ll.
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