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CAP. I.-FUNDAMENTOS BÍBLICOS 49 41. Daniel.-Llevado cautivo a Babilonia se conserva fiel a la Ley, consuela y exhorta a los judíos, hace estupendos milagros que le granjean el favor de la corte, manifestando a los gentiles la omnipotencia del Dios verdadero. Muestra el reino mesiánico con relación a los imperios paganos, los cuales desaparecerán cuando llegue el Mesías, Rey universal, Señor de los que domi– nan, cuyo imperio será pacífico y espiritual. Sus vaticinios van acompañados de representaciones simbólicas que explica el mis– mo Profeta. Tanta enim, dice San Jerónimo, dictorum fides, ut propheta incredulis hominibus non videatur futura dixisse, sed narrasse praeterita (91). El capítulo II interpreta el famoso sueño de Nabucodonosor. La piedrecita que se desprendió del monte y derribó la estatua en que estaban figurados los imperios antiguos, creciendo des– pués, hasta llenar toda la tierra, es figura de Jesucristo, que des– cendiendo de las alturas del cielo, para hacerse hombre en el pu– rísimo seno de la Virgen Inmaculada, estableció su imperio, pe– queño en un principio, pero que se extenderá y propagará por toda la redondez de la tierra y durará eternamente (92). El capítulo VII se puede considerar como explanación del II. Los cuatro reinos: babilónico, medo-persa, griego y romano, es– tán representados en las cuatro bestias. Cuando viene el venera– ble anciano, las cuatro bestias desaparecen y se entrega la potes– tad al Hijo del hombre. Del cuarto reino luego pasa a uno de los últimos períodos del reino mesiánico, cuyo origen, progreso, vic– torias, extensión, administración, etc., ya había explicado en el capítulo II. Et dedit ei potestatem, et honorcm, et regnwn: et om– nes populi, tribus, et linguae ipsi servient: potestas eius, potestas aeterna, quae non auferetur: et regnum eius. quod non corrum~ petur (93) ... cuius regnum, regnum sempitermLm est, omnes reges servient ei, et obedient (94). En el capítulo IX habla de la venida de Cristo y del reino mesiánico, precisando el tiempo de las setenta semanas de años, a contar desde el edicto de la reedi– ficación de Jerusalén hasta el Mesías. 42. Oseas. - El primero de los profetas menores, hablando de la unión de los dos pueblos de Judá e Israel y de la conversión de los gentiles, dice que será el número de los hijos de Israel, como las arenas del mar, que no se pueden contar (95); con lo cual se refería proféticamente a la Iglesia, según opinión de muchos comentaristas, cuyos hijos serán innumerables, Wl) In Dan. Praef., P. !L., t. XXV, col. 461. (92) Dan., II per totum. (93) Dan., VII, 14. (94) Dan., VII, 27. <95) Os., I. 10. 4

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