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CAP. I.-FUNDAMENTOS BÍBLICOS 41 Viendo los prodigios que Dios obró por medio de la valerosa Judit en la liberación de Betulia, abandonó los ritos gentiles, se circun– cidó y se agregó al pueblo de Dios con toda su sucesión (36). En este caso se ve también el espíritu universalista, y cómo Dios no quiere la muerte del pecador, sino que se arrepienta y viva (:11). II.-LIBROS DID,\CTICOS. Bibliografía.--ANDRES, O. M. I.: Missionsgedankcn im Psaltcr, en 1lkJJ– demische MissionsbUitter, 1H38, pp. 5-12.---B. BARTMAJ.'lN: Das Reich Gott;cs in der heiligcn Schrift, en Biblisclte Zcitfragen, Münster in W., 1Hl2.– R. P. BüYLAN: The Psahns, Dublin, 1921.--.T. CALES: Le iivre des Psamnes, 2 vals., París, 19:rn.-J. FELDMANN: Laudate Dominmn omnes gentes: Mis– sionsgedanken im Buche der Psalmen, Aachen. 1919. - S. INDELH'AT0: L'Apostolato Miss. sacerdotalc nel salmo II, en Annuario Mis. Ita!., 193!i, pp. 23-29.-Il Regno di Dio nei Salmi, en Civilta Catt., 1917, t. !i8, pp. 21-23 (Anónimo). - I Salmi del Regno di Dio, ibíd., pp. 559-576 (Anónimo).-· J. A. OÑATE: El reino de Dios en la Sagrada Escritura, en Estudios Bíbli– cos, 1944, pp. 343-382.·-A. PARENTI, S. J.: Notae Introductoriae in Librum Psalmorum, Romae, rn:rn. E. RoY: La catholicité de l'Eglisc dans les Psaumes, en B11lletin de !'Unían Miss. cln Clergé, Québec, 1947-48, pp. 214-22:3. ,T. SCHMITT: L'idC'e missionnaire dans le psantier, en U. M. C. ele Francc, Supplémcnt, juillct lfl:34.--TEÓFILO DE ÜRBIS0, O. F. M. Cap.: El «Rrino de Dios» en los Salmos, en Estudios Franciscanos, 1948, t. 4!J, pp. l :3-:35, 19!J-20fl. A. VACCARI, S. J.: De regno Dei in Veteri Testamento, en Verlmm Domini, 1927, pp. :)27-331.-A. VITTI, S . • T.: I! Salterio e l'Apostolato missionario, en Teologia e Miss., pp. 245, 2!i2, Roma, l!J43. 33. Los salmos.-En los salmos se encuentran muchas ideas misionales. El Real Profeta David es el divino cantor del A. T., que nos habla proféticamente de Cristo mnitifariam m11ltisq1te modis (38). Al decir de San Ambrosio, el salmo es vox Ecclesiae, fidei canora confessio (39). San Jerónimo escribe: «David Simo– nides noster, Pindarus et Alcaeus, Flaccus quoque, Catullus et Se– renus, Christum lyra personat ( 40). Unas veces habla de la reli– gión universalista; otras, del reino de Dios, del triunfo del Mesías y de su dominación universal (41). Tanto es verdad. que algunos Padres consideraban como mesiánicos todos o casi todos los sal– mos; sin embargo, un buen número de ellos lo son, ciertamente, al menos en algún sentido. En el Nuevo Testamento se citan vein– ticuatro, a saber: 2. 8, 15, 17, 18. 21, 24, 30, 34, 39, 40, 44, 67, 68, 71, 86, 90, 96, 101, 108, 109, 116, 117 y 121. La Iglesia y los Santos Pa– dres añaden todavía otros. Algunos son directamente mesiánicos, (36) XIV, 6. (37) Ezeq., XVIII, 2,'l. (38) Hebr., I, l. (39) S. AMBR., Enarrat. in. Ps.. P. L .. 1. XIV, col. 968. (40) Epist. ad Pau!in., 43, 7. P. L., t. XXII, col. 547. (41) Cfr. A. VITTI, S. J .. H Salterio e ra.posto!ato mission.ario, en Teología. e Mis– sioni, <pp. 245-262, Roma, 1943.
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