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40 P. I.·--MISIONOLOGÍA DOCTHINAL tiles: Ciro, Daría y Artajerjes, en sus decretos, permiten la vuel– ta de los judíos a su tierra, la reedificación del templo de Jerusa– lén y se muestran benévolos con el pueblo de Israel. Estos hechos de expansión religiosa nos manifiestan, por lo menos, implícita– mente, un universalismo virtual. 31. Tobías.-Tobías en el destierro observa cuidadosamente la Ley mosaica, conservando, sin embargo, su espíritu abierto al urn– versalismo. Comprende y explica las razones por las cuales Dios dispersó a los hijos de Israel entre las gentes. Confitemini Domi– no filii Israel, et in conspect1l gentium laudate eum; quoniam ideo dispersit vos inter gentes, quae ignorant eum, ut vos enarretis mi– rabilia eius, et faciatis scire eos, quia non est alius Deus omnipo– tens praeter eum (29). Los hijos de Israel no sólo en Jerusalén alaban al Señor, sino también en presencia de las gentes cantan sus maravillas para que conozcan que no hay otro Dios verdadero ni otra religión santa fuera de la del pueblo escogido. Con luz profética, abiertamente, predice la re.edificación de Jerusalén, tipo de la Iglesia de Cristo, que describe con estas palabras: Luce splendida fulge bis [Jerusalem J : et omnes fines terrae ado– rabunt te. Nationes ex longinquo ad te venient; et munera defe– rentes adorabunt te Dominmn, et terram tuam in sanctificationem habebunt: nomen enim magnum invocabunt in te (30). De la fu– tura Jerusalén, o sea la Iglesia triunfante, escribe: Portae Jerusa– lem ex sapphiro et smaragdo aedificabuntur; et ex lapide pretioso omnis circuitus murorum eius. Ex lapide candido et mundo om– nes plateae eius sternentur, et per vicos eius alleluia cantabitur. Benedictus Doniinus q1li exaltabit eam, et sit regnum eius in saecula saeculorum super eam (31). Tobías, históricamente, habla de la Jerusalén terrestre, pero típicamente sus palabras pueden, sin duda, aplicarse a la Iglesia de Cristo militante y triunfante. El santo anciano, próximo ya a la muerte, con luz profética preveía que las gentes abandonarán los ídolos y vendrán a Jerusalén, don– se adorarán al Dios de Israel (32). 32. Judit.-En este libro encontramos el caso de Achior, gene– ral de los Ammonitas, que por sus prudentes palabras acerca del pueblo de Dios (33) fué entregado por los siervos de Holofernes a los israelitas (34), y éstos le recibieron con benignidad (35). (29) Tob .• XIII, 3-5. (30) Tob., XIII, 13-15. (31) Tob., XIII, 21-23. (32) Tob., XIV, 6-9. (33) Judith., V, 5-W. (34) VI, 7-9- (35) VI, 10 y sigs.

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