BCCCAP00000000000000000000621

34 P. I. · ·MISIONOLOGÍA lJOC1'RINAL Profews y deseado por !os pueblos, Burgos, rn:n.--·VIGomwux: Dictionna'ire de la Hib!e, art. Jonas. Propliéties messianiq1Les, Prosélytes, Royaume de Dieu, l'ari,;. 18H5-HJ12.~- A. VITTI, S. J.: Gesu e L'apostolcito missionario, en Teología e Missioni, }}[J. 1:17-161, Roma, HJ.l:{.-1DEM: Il scLlterio e l'aposto– tato 11d.ssionario, ibíd., pp. 245-262. 21. El A. T. pudiera acertadamente llamarse el Testamento de las figuras, ya que gran parte Lle él está destinado a figurar o a vaticinar personas o sucesos que habían d<, realizarse t'.11 el Nuevo Testamento. Corno el esludio de la Mísionología supone ya el conocimiento de la Biblia y de la Exégesis, no nos detenemos en cuestiones de introducción; sólo queremos recordar la división que actualmenfr se suele dar de los libros sagrados del A. T. en históricos, didác– ticos y proféticos. a) Libros históricos del A. T. son: Génesis, Exodo, Levítico, Números, Deuteronomio (Pentateuco); Josué, Jueces, Hut, Sa– rnuel (II), Reyes (II), Paralipómenos (1I), Esdras, Nehemías, To– bía:;, Judit, Ester, Macabeos (II). b) Libros didácticos: Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés, Can– tar de los Cantares, Sabiduría, Eclesiástico. e) Libros proJaicos: Profetas mayores se consideran: Isaía:;, Jeremías (con Baruch), Ezequiel y Daniel. Se llaman profetas me– nores: Oseas, J oel, Amós, Abdías, J onás, lVIiqueas, Nahún, Haba– <·uc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías. 22. Universalismo en el A. T.--Las notas de universalidad en t'l A. T. se pueden considerar bujo vurios aspectos: l." Universalismo jurídico.-No se puede negar que en el A. T. Pxiste el pucto de alianza esencialmente particular. Dios segrega l'! pueblo de Israel, le reserva sus manifestaciones, le confía sus promesas, le obliga con un pacto que se inicia con Abrahán (1), se manifiesta con el signo sensible de la circuncisión (2), se ra– tifica solemnemente en el Sinaí. Israel se llama el hijo primogé– nito de Dios (3). Parece que se apropia y hace suyo un Dios del cual no ignora la trascendencia; Jahvé, en la mentalidad del ju– daísmo, es el Dios de ALrahán, de Isaac, de Jacob ... , en contrapo– :üción de otros pueblos idólatras que adoraban diversas divinida– des. Este exclusivismo culminó en tiempo de Jesucristo con la abe– rración ele los judíos, creyendo ser los únicos herederos de su rei– no con exclusión de otros pueblos, siendo incapaces de compren– der la Escritura de la cual eran depositarios (4). (1) Gen., XV. 1-21. (2) Gen.. XVII, 9-11. (3) Exod., IV. 22. (4) Cfr. CESARE CARMISATI, I! problema Manuale di Missiono!ogia. Parte prin.a · Principi é aspcttí dottrinali, cap. II. art, l. 2, pp. 32-41. Roma, 1941.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz