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NOCIONES PRELIMINARES.-TIERRA DE MISIÓN 9 japoneses. No es posible definir la tierra de misiones bajo el solo aspecto etnográfico. Tampoco basta el punto de vista geográfico sujeto a constantes oscilaciones de tiempo y espacio. Así, por ejemplo, España, en los tres primeros siglos, es país de misión; en el siglo IV no se puede ya considerar como tal; pues en el Concilio de Elvira (306?) se reúnen ya 19 obispos; en el siglo v es ocupada por los suevos y visigodos; en el VII, el episcopado católico está ya sóli– damente establecido entre los visigodos; en el VIII, casi toda la Península yace bajo la dominación musulmana ; después de la Heconquista, la Iglesia católica ha permanecido siempre estable, con períodos de mayor o menor fervor religioso. Ni puede servir como norma la mayor o menor intensidad en el fervor religioso, porque puede darse que un grupo de neófitos en una región de verdadera misión sea más fervoroso y de vida cristiana más intensa que muchos católicos de las naciones donde la Iglesia está perfectamente constituída. Desde el punto de vista administrativo se suelen llamar tierra:; de misiones las regiones sometidas a la C. de Prop. Fide. Este cri– terio es, por una parte, demasiado estrecho, porque excluye re– giones que son todavía tierra de misión, como la diócesis del «Padroado» portugués en las Indias Orientales, algunas misiones entre indios dependientes de las diócesis ya constituídas de la América del Norte. Por otra parte, es demasiado lato, porque incluye la Abadía de San Mauricio, en Suiza; Australia y Nueva Zelanda, cuya población poco se diferencia de la de Inglaterra. Además, algunas regiones de misiones están sometidas a otras Congregaciones romanas, cuya jurisdicción y atribuciones depen– den a su vez de la voluntad de los Sumos Pontífices. EL concepto científico de la tierra de misión no debe fundarse en una cosa oscilante y transitoria, sino en algo estable y fijo. El criterio para discernir cuándo un país es o no tierra de misión es la presencia o ausencia de la Iglesia visible y perfecta. Teoló– gicamente se llama tierra de misión (terra missionum) aquella en la cual la Iglesia católica no está perfectamente constituída y consolidada con todos los órganos y medios correspondientes para conseguir su fin. La Iglesia en país de misión está todavía en un estado incipiente, imperfecto, no ha llegado aún a la perfec– ción que le es debida por su naturaleza. ¿Cuándo la Iglesia misional se puede considerar que ha llegado a un estado perfecto? Respondemos con las palabras de la S. C. de Propaganda: «Entonces puede decirse que la Iglesia está fun– dada en una región, cuando allí se rija por sí misma, con propias iglesias, con clero propio nativo del lugar y con medios propios: en una palabra, cuando no dependa allí más que de sí mis-
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