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CAP. III.-FUNDAMENTOS DOGMÁTICOS 159. Una cosa puede ser necesaria con necesidad de medio o de precepto respecto a la salud eterna. Se dice necesaria con nece– sidad de medio, cuando sin ella, aun inculpablemente omitida, no se puede absolutamente obtener dicha salud. Se dice de precepto, cuando se prescribe de tal modo que, scienter et volenter, no se puede omitir sin pecado. Si culpablemente se omite, es causa de condenación; si inculpablemente, por ignorancia o impotencia, la s:üvación es posible. Es necesario no sólo con necesidad de precepto, sino también con necesidad de medio, pertenecer al alma de la Iglesia, es decir, ninguno podrá obtener la salud eterna sin la fe, la caridad y la gracia santificante, sin estar vivificado por el Espíritu Santo. No es necesario con necesidad de medio pertenecer al cuerpo de la Iglesia in re, basta in voto, en determinadas circunstancias y con– diciones. Por tanto, el axioma: Extra Ecclesiam nuila salus, se debe interpretar en el sentido de que, si alguno culpablemente, sciens et volens, permanece fuera del cuerpo de la Iglesia, no puede salvarse. De la obligación de entrar en la Iglesia pueden excusar solamente la ignorancia invencible y la impotencia insuperable. Luego contra los liberales, indiferentes, protestantes y otros herejes, que niegan la necesidad de pertenecer a la Iglesia cat@– lica, o afirman que toda religión es buena y en ella pueden sal– varse los hombres, podemos enunciar la tesis de este modo: Quien cuipablemente permanece fuera de la Iglesia verdadera de Cristo hasta el fin de la vicia, no puede salvarse. Todos los hombres, a los cuales fuere propuesta suficiente·mente la doctrina de Cristo, están obl.igados a abrazarla y entrar en la Iglesia. única sociedad ver– dadera en la cual se p1wde obtener la salvación: Sola salvurn fa– ciens. Esta necesidad está probada copiosamente en el Dogma ca– tólico. De la multitud de testimonios existentes, seleccionamos los siguientes: Jesucristo mismo manifestó positivamente su voluntad en di– versas ocasiones. Ego smn ostium; per m.e, si quis introierit, sal– vabitur (102). Qui non intrat per ostium in ovile, sed ascen,dít aliunde, ille fur est latro (103). San Pedro, anunciando el nombre de Jesús, decía: Non est in alío aliquo salus. N ec1ue enim aliucl nomen est sub cielo datum hominibus, in qua oporteat nos salvos fieri (104). Jesús mandó predicar a todos, abrazar su doctrina, reci– bir el bautismo y obedecer a las legítimas autoridades (105). Orígenes escribe: «Nemo ergo sibi persuadeat, nemo semetip– sum decipiat: extra hanc domum, id est, extra Ecclesiam, nemo (102) Joan., X, 9. (103) Joan., X, l. (104) Act., IV, 12, (105) Cfr. Marc., XVI, 15-lü; .loan.• III, 5; Matth .. X, 14, 15, 40; XVJII, 17; XXVIII, 19-20; Lvc., X, 16,

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