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126 P. I.-MISIONOLOGÍA DOCTRINAL si se compara con las demás religiones o sectas cristianas colec– tiva o singularmente tomadas (71). Supuestas estas nociones, podemos determinar más en con– creto el universalismo de la Iglesia verdadera de Cristo diciendo: a) que a la Iglesia de Cristo es esencial, necesaria e inseparable la catolicidad juris; b) que se requiere como nota visible la cato– licidad facti, no física, sino moral; c) que la catolicidad moral debe concebirse según ciertas leyes progresivas, porque el reino de Dios es como el grano de mostaza que se desarrolla y crece ; d) que debe ser simultánea y, por lo menos, moralmente perpe– tua (72). Así podríamos definir en pocas palabras la catolicidad: Es una propiedad inherente de la Iglesia verdadera, en virtud de la cual, permaneciendo siempre una e invisible y con propios principios, se difunde por todo el mundo progresiva, moral y si– multáneamente, de tal modo que se hace visible a todos. Advertimos, sin embargo, que algunos no requieren la catoli– cidad simultánea. Para merecer el título de católica bastaría estar difundida en alguna región, si consta que la misma en algún tiem– po obtuvo grande difusión. Así escribe Melchor Cano, O. P.: «Satis est Ecclesiam semel in totum mundum esse fusam, ut etiamnum vere catholica dicatur. Nempe eadem Ecclesia est, eamdem fi.dem tenet, quam Apostoli in universa terra vulgarunt» (73). San Be– larmino (74) y Diedro (75) sostienen que sería católica aunque ocupase una sola provincia en el mundo, con tal que fuere pasan– do sucesivamente de una parte a otra y se mantuviese siempre idéntica a sí misma (76). El origen de la palabra católica, aplicada a la Iglesia de Cristo, se remonta al siglo u; la encontramos usada por San Ignacio mártir (t 107) (77) y después por los Padres y escritores escolás– ticos. Por la Escritura, por la Tradición, por la Historia podemos probar, con abundancia de testimonios (78), que la Iglesia de Jesucristo no sólo de derecho, sino también de hecho, ha sido, es y será moral y simultáneamente católica. Tanto desde los prime- (71) ZAPELENA, O. C., pp. 338-339. (72) ZAPELENA, !. C. (73) De Locis Theologicis, 1, IV, cap. 6, ad 13, apud MrGNE, Tlwologiae Cursus Comp!etus, t. I, col. 265, Parisiis, 1863. (74) De Conciliis et Ecclesia, 1, IV, cap. VII, 1pp. 114-115, Opera Omnia, Nea– poli, 1857. (75) Citado por Belarmino, ibíd., p. 114. (76) El P. ZAPELENA califica así la tesis de la catolicidad: a) Catholicitas juris et facti moral is est certissima ; b) Catholicitas moralis simultanea et pcrJ)etua est doctrina communis theologorum, et videtur moraliter certa; Catholicita;; perpetua, num sit intelligenda sensu physico, an morali, difficulter cieterminatur. Vldetur suffi– cere ¡ perpetuit.as moralis. Cfr. o. c., p. 342. (77) Ad Smyrn., n. 8, P. G., 5, 714. (78) Tanto en la parte bíblica como en la rpatrística, hemos procurado demostrar el universalismo de la Iglesia. No creemos oportuno de-tenernos a C'itar nuevos testi– monios, los cuales fácilmente se encuentran en los autores de Do"mática. Pueden verse, v. gr., ZAPELENA, º· c., tpp. 342-346; WILMERS, o. c., pp. 540-575; H. MoUREAU, L c.; M. d'HERBIGNY, o. c., t. II, thesis, XXI,..pp. 61.-85.
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