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CAP. III.-FUNDAMENTOS DOGMÁTICOS 123 Cristianismo (60); la confusión, las dudas y el escepticismo que causan las diversas y numerosas sectas de protestantes y disi– dentes del Oriente (61). El Cristianismo así dividido es un obs– táculo para la conversión de los infieles, un escándalo para el mundo cristiano y una rémora para el verdadero apostolado mi– sionero de la Iglesia Romana, única verdadera (62). La Iglesia católica, cual Madre solícita, no ha cesado de trabajar para extir– par las herejías, y los Pontífices Romanos han invitado y exhor– tado siempre a la unión con la verdadera Sede de Pedro (63). Es consolador ver que en estos últimos tiempos se nota un cre– ciente movimiento unionista aun fuera de la Iglesia católica, que es necesario orientar por el recto camino (64); se promueven obras, se coopera, se ruega, se escribe por la unión de nuestros hermanos separados (65); pero es necesario aproximarse princi– palmente con el contacto inmediato y con la acción misionera. El campo es inmenso y no faltan dificultades de orden doctrinal, ritual, político, psicológico; por esto es necesario personal misio– nero instruído, comprensivo e idóneo para realizar con éxito esta grande empresa (66). Pío XI, en su Encíclica Mortalium animas, del 6 de enero de 1928, trata admirablemente las cuestiones orien– tales, augurando que se verifique cuanto antes la deseada unión. «Utinam, quod tam multis decessoribus nos+ris nondum obtigit, id Nobis auspicato contingat ut, quos funesto discidio seiunctos a Nobis filios dolemus paterno animo amplectamur; utinam Salvator noster Deus, «qui omnes homines vult salvos fieri et ad agnitionem veritatis venlrel> (67). Nos audiat, (60) Cfr. EMILIO HERMAN, S. J., Storia della separazione del!a Chiesa greca dalla Chiesa Rom.ana, en Incontro ai Frate!!i Separati di Oriente, Roma, 1945, rprr>. 61-74; versión española, El Oriente Cristiano, pp. 47-56, Madrid, 1947; GucLIELMO DE VRIES, S. J., Cenni storici sulla separazione dei Nestoriani e Monofisti della Cliiesa, ibíd., ¡pp. 75-87; rversión española, El Oriente Cristiano, 1pp. 57-65; ALBERTO M. iAMM.'L"IN, S. J., La Chiesa Russa, ibíd., ¡pp. 89-104; vers. es.p., El Oriente Cristiano, ipp. 67-77; GIUSEPPE ScHWEIGL, s. J., La Chiesa Russa dal 1919 al 1942, tbíd., pp. 105-124; vers. es¡p., El Oriente Cristiano, pp. 79-92. (61) El P. ZAPELENA, en un apéndice, trae varias estadísticas de las sectas protes– tantes y del Oriente cristiano, o. c., rpp. 423-428. (62) Sobre los tristes efectos que causa la desunión, cfr. P. PAm.o MANNA, I Fra– telli separati e noi. Considerazioni e testimonianze sulla riU1iione dei cristiani, :pági– nas 35-132, Roma, 1942. (63) Cfr. GroRGIO Hon,1ANN, S. J., I Papi del medioevo e l'unione delle Chiesa orientali colla Chiesa cattolica, en Incontro ai Frate!!i separati, ljllp. 155-168; versión es,pañola, El Oriente Crist., pp. 115-,121; EMILIO HERMAN, S. J., SoUicitudine e premure dei Papi del rinascimento di prom.uovere il ritorno degli Orienta!i Dissidenti a!la Chiesa, íbid., w. 165-181: cvers. esp., El Oriente Crist., P.P• 123'-134; P. MANNA, o. c., pp. 165-175. (64) Cfr. P. MANNA, o. c., p. 156. (65) Cfr. MAVRIZio GORDILLO, S. J., Opere per promuovere i! ritorno deg!i Orien– tali dissidenti, en Incontro ai Fratelli Separati, lj)lp. 467-478; vers. esp., El Oriente Cristiano, rp,p. 337-344; IDEJ\I, La preg,hiera per i! ritorno degli Orientali, ibid., pp. 479- 492; vens. esp., El Oriente Crist., p,p. 345-353. (66) El P. MANNA, en Ja o. c., trata ,·arios capítulos sobre las dificultades y los medios de unión, pp. 203 y sigs. (67) I Tim., II, 4.
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