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CAP. III.-FUNDAMENTOS DOGMÁTICOS 121 fiesan una misma fe propuesta auténticamente por el único ver– dadero magisterio eclesiástico. No se requiere una fe explícita en todos y cada uno de los artículos, basta creer implícitamente en todo lo que Dios ha revelado (42). b) Unidad de régimen, que consiste en que todos los fieles obedezcan a una autoridad su– prema instituída por Cristo. Los fieles están inmediatamente su– jetos a los Obispos, éstos con aquéllos al Romano Pontífice. c) Unidad de culto, que abraza los sacramentos, el sacrificio y los ritos litúrgicos. d) Unidad de comunión de todos los fieles entre sí, en cuanto todos los miembros de la Iglesia se unen en una vida común y mística. Se llama unión de caridad social, porque los miembros y las comunidades no obran como totalmente in– dependientes, sino que son y obran como partes de un mismo cuerpo social y místico. Esta unidad incluye también las prece– dentes (43). La unidad de la Iglesia se demuestra con las parábolas que la representan. La Iglesia es el reino mesiánico que existirá eter– namente; y el reino que se divide será desolado, afirma el mismo Jesucristo (44). La Iglesia es una casa firme, contra la cual no podrán prevalecer las puertas del infierno; y la casa dividida entre sí no podrá estar en pie (45). Es comparada a un redil, en el que se congregan ovejas de todas clases, es decir, lo mismo judíos que gentiles; y el redil será uno, bajo un solo Pastor supremo (46). Jesucristo manda predicar la misma doctrina a todos, y bauti– zarlos en el nombre de la Santísima Trinidad. La unidad quiere que sea como el criterio para conocer su misión. Así lo manifiesta en su oración sacerdotal, cuando exclama: «¡Oh Padre santo!, guarda en tu nombre a estos que tú me has dado; a fin de que sean una misma cosa, así como nosotros lo somos... (47). No ruego solamente por éstos, sino también por aquellos que han de creer en mí, por medio de su predicación: que todos sean una misma cosa en nosotros, para que crea el mundo que me has envia– do» ( 48). Los Apóstoles enseñan repetidas veces est¡a !ITI.isma unidad. San Pablo dice: Unus Dominus, una fides, unum baptisma ( 49). Unus panis, unum corpus multi sumus, omnes qui de uno pane par– ticipamus (50). Omnes nos in unum corpus baptizati sumus (51). Por esto exhorta a los fieles a que sean unánimes y eviten las (42) ZAPELENA, O. C., p. 326. (43) ZAPELENA, ibúi., pp. 326-327. (44) Matth., XII, 25. (45) Matth., XII, 25; XVI, 18. (46) Joan., X, 16. (47) Joan., XVII, 11. (48) Joan, XVII, 21. (49) Eph., IV, 5. (50) I Cor., X, 17. (51) I Cor, XII, 13.
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