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CAP. III.-FUNDAMENTOS DOGMÁTICOS ARTICULO IV CONTINUACION DE LA MISION DE CRISTO POR LA IGLESIA CATOLICA 119 146. Jesucristo fué el Legado Divino, el Enviado del Padre, para redimir y salvar al hombre. Cumplida su misión, verificado el rescate y habiendo consumado todas las cosas, sube a los cielos y vuelve al Padre. ¿Cómo continuará su misión? Por medio de su Esposa, la Iglesia, la cual es depositaria de su doctrina, de su vida divina. La Iglesia de Cristo perpetuándose a través de los siglos y de las generaciones; pues, como dice el Concilio Vatica– no, la instituyó para hacer perenne la obra saludable de la reden– ción. «Pastor aeternus et episcopus animarum nostrarum (I Petr., II, 25), ut salutiferum redemptionis opus perenne redderet, sanc– tam aedificare Ecclesiam decrevit, in qua veluti in domo Dei vi– ventis fideles omnes unius fidei et caritatis vinculo contineren– turn (37). En los tratados de Ecclesia Christi se demuestra que Jesucristo instituyó el magisterio apostólico con el privilegio de la infalibilidad ; que confirió a los Apóstoles la potestad de jurisdicción, es decir, legislativa, judicial y coactiva, y la potestad de orden para santificar; que concedió el Primado a San Pedro y a sus legítimos sucesores sobre toda la Iglesia uni– versal. El reino de Dios anunciado por los Profetas y por el mismo Salvador fué constituído visible y socialmente, y a este reino Jesús lo llamó Iglesia. Esta no es otra cosa que la prolongación del Salvador bajo la forma sensible y social, a fin que corres– ponda a nuestra naturaleza y nosotros poda~os participar de Él (38). Es, 11sando la expresión de algunos teólogos, la encarna– ción permanente del Hijo de Dios (39). Esta sociedad perfecta, visible, jerárquica, monárquica, universal e indefectible, en con– creto, podríamos definirla con San Roberto Belarmino: Coetus hominum ejusdem christianae fidei professione et eorumdem Sa– cramentorum communione colligatus sub regimine legitimorum (37) Const. dog. I de EccL Cliristi, sess, IV, 18 julii 1870. Cfr. DE..'IZ, B., n. 1821. (38) SERTILLANGES, º· P., L'Eg!ise, rp. 90, París, 1917. (39) Cfr. PERBAL, Premieres Le~ons de Théo!. miss., rp. 76.