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118 P. I.-MISIONOLOGÍA DOCTRINAL 145. ¿Cuál es la misión que trajo a este mundo?- Su misión fué una obra: 1) DE EVANGELIZACIÓN.-Una de las principales y más lamentables con– secuencias del pecado fué la ignorancia. Las tinieblas sucedieron a la luz, el error a la verdad, la idolatría al verdadero culto... Jesús es la luz del mundo que ilumina a todo hombre que viene a este mundo (22); el que le sigue no camina en tinieblas (23); Él mismo confiesa ser la vía, la verdad y la vida (24); Yo vine al mundo para dar testimonio de la verdad (25). 2) DE REPARACIÓN.-Por el pecado de Adán toda la humanidad fué con– denada a la muerte física y moral, perdió los tesoros de la gracia, yacía se– pultada bajo las ruinas de su grandeza, sin esperanza de poder levantarse por sí misma. Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, satisface plenamente al Padre, acepta la muerte debida a los hombres, y dice: O mors, ero mors tua (26). Yo soy la resurrección y la vida (27); he venido para que ten– gan vida 1J la tengan en abundancia (28); el que cree en mí, tiene la vida eterna (29}. 3) DE RECONSTRUCCIÓN.-Jesucristo no quiso solamente pagar la deuda del viejo Adán, sino que prefirió sustituirlo completamente, constituyéndose el Nuevo Adán, la Cabeza de la humanidad redimida; Et ipse est caput cor– poris Ecclesiae (30). Et estis in il!o repleti, qui est caput omnis principa– tus (31). Somos miembros de su Cuerpo Místico (32); circula por nosotros su vida como la savia de la vid por los sarmientos unidos al tronco (33). Incorporados a Él por la gracia santificante, recibimos el espíritu de adop– ción de hijos, en virtud de la cual clamamos: Abba, es decir, Padre; porque el mismo espíritu está dando testimonio a nuestro espíritu de que somos hi– jos de Dios. Y siendo hijos, somos también lwrederos: herederos de Dios y coherederos con Cristo (34). En Él, pues, Dios instauró todas las cosas (35), y con Él nos lo donó todo (36). Jesucristo es el Unigénito de Dios y el Me– sías prometido, el Segundo Adán y Padre de la humanidad elevada, el Re– dentor y la Víctima propiciatoria, el Rey universal y el Legislador Supremo, el Maestro divino, el Sacerdote Sumo, el Mediador eficaz entre Dios y los hombres. (22) Joan., I, 9. (23) Joan., VIII, 12. (24) Joan., XIV, 6. (25) Joan., XVIII, 37. (26) Os., XIII, 14. (27) Joan., XI, 25. (28) Joan., X, 10. (29) Joan., VI, 47. (30) Col., I, 18. (31) Co!., II, 10. (32) I Cor., VI, 15; XII, 27. (33) Joan., XV, 9 (34) Rom, VIII, 15-17. (35) Eph., 1, 10. (36) Rom, VIII, 32.
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