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112 P. I.-MISIONOLOGÍA DOCTRINAL tiguo Testamento, pasó de la Sinagoga a la Iglesia primitiva, la cual lo recibió como un texto de inspirada oración colectiva e in– dividual y lo introdujo en su liturgia considerando que en todas sus páginas se oye la voz de Cristo, como decía San Agustín: Sien– to la voz de Cristo vel psaHentem, vel gementen, vel laetantem in spe, vel suspirantem in re (185). Jesús, Nuestro Redentor, es el centro de todos los tiempos, de todas las almas, de todos los acontecimientos, de todos los miste– rios revelados para la salvación de la humanidad. La liturgia de la Iglesia, en su multiplicidad, reviste también un carácter de unidad final, pudiéndose con razón llamar Cristocéntrica. Luego podemos concluir con San Agustín: Orate et pro dispersis ovibus: veniant et ipsi, agnoscant et ipsi, ament et ipsi, ut sit unus grex et unus Pastor (186). Finalmente, Pío XI, Papa de las Misiones, mandó insertar en las Letanías de los Santos la invocación misionera que abraza a todos los que están fuera de la Iglesia católica, apostólica, romana: Ut omnes errantes ad unitateni EccLesiae revocare, et infideles uni– versos ad Evangelii lumen perducere digneris, te roganws, audi nos. (185) In Ps.. 42. n. I. P. L., 36, 476. (186) Sern1.. 138, P. L .. 38, 769.
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