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106 P. I.-MISIONOLOGÍA DOCTHIN.\L simbolizada en la curación del ciego de Jericó. El tiempo de la Cuaresma está consagrado a la penitencia como una preparacwn necesaria para llegar a la renovación espiritual de la Pascua. Perc, en un sentido litúrgico más profundo, se representa la lucha entrf-: la luz y las tinieblas. En este combate podemos distinguir dos fases: en las dos primeras semanas vemos a Cristo y la Iglesia en actitud de defensa, venciendo las tentaciones del demonio; en las otras dos sucesivas, atacando fuerte contra los enemigos (160). El tiempo de Pasión está consagrado exclusivmnente al recuerdo de los sufrimientos del Redentor. En los domingos de Cuaresma, al mismo tiempo que é,e exhorta a la penitencia y a la conversión a Dios, se pone también de manifiesto r¡ue su Reino no está des– tinado sólo a los hijos de Israel, sino a todos los hombres disemi nados por el mundo. Entramos en el Sancta Sanctormn del año litúrgico en la Se– mana Santa. Si bien en la Liturgia se manifiestan los Si'ntimientos de dolor por la Pasión del Seüor, sin embargo, expresa también un tono de triunfo; porque la obra redentora de Cristo no termina con la muerte: pasa a la victoria de la Resurrección gloriosa. El Domingo de Ramos es la solemne prodamación dt! la realeza de Cristo: «Hosanna Fillo David: Benedictus qui vc'nit in nomine Domini, O Rex Israel.» En la lwndición de los ramos se canta: «Intellexit enim jam tune illa hominum beata multitudo praefi– gurari: quia Redemptor noster humanis condolens miseriis, pro totius mundi vita cum mortis principe csset pugnaturus, ac mo– riendo triumphaturus» (161). Omitiendo la Cena del Jueves Santo, en que Jesús instituyó la divina Eucaristía, de la cual hablaremos en otro lugar, pasamos a considerar la liturgia del Viernes Santo, en la cual se elevará en la cruz atrayendo todas las cosas a sí mis– mo (162). La liturgia en este día memorando invita a sus hijos a rogar por todos los hombres y en primer lugar por la misma Igle– sia de Dios, ut eam De11s et Dominus noster pacificare, adunare, et custoclire clignetur tato orbe terrarum ... Después de implorar gra– cias para toda la jerarquía eclesiástica ruega también pro lwerc– ticis et schismaticis, pro perficlis jnclacis et pro paganis ... para que todos se conviertan y adoren la Cruz, de la cual depende la salud del mundo: Eccc lignum crucis, in quo sal11s nmncli pepenclit (163). En el Sábado Santo, el diácono, despuC,s de haber cantado por tres veces el Lumen Christi, se prepara para anunciar solemne– mente la Resurrección del Señor por medio del célebre canto del Praeconiurn paschale, uno de los cantos más importantes, tanto por el contenido cuanto por la música sagrada. La grandeza de la (lH0) Cfr. Prn P@sc11, L' A 11110 Lit11ruico, vcrs. ita!.. t. 111, p,p. 3, 13-14, Milano, 1945. (lfil) Domin. Palmar. Benedic. Palmar. (162) Joan., XII. 32. (163) Fer VI in Parasceve.
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