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CAP. II.-FUNDAMENTOS TRADICIONALES 125. 5) Concilio Tridentino. - Fué convocado por Paulo III y abierto en Trento el 1545 y terminado por Pío IV en 1563. Con– denó los errores protestantes y decretó importantes reformas en la Iglesia. Hablando de la justificación, dice entre otras cosas: Hunc (Christum) proposuit Deus propitiationem per fidem in san– guine ipsius, pro peccatis nostris, et non tantum pro nostris sed etiam pro totius mundi (110). 126. 6) Concilio Vaticano.-Este se inauguró el 8 de diciem– bre de 1869 por el Pontífice Pío IX y se suspendió el 20 de octu– bre de 1870 (111). En la preparación se formó una Comisión espe– cial para preparar un esquema sobre lns Iglesias orientales y las misiones, el cual fué presentado a los Padres del Concilio el 26 de julio de 1870. El esquema contenía tres capítulos: 1) De los obispos y vicarios apostólicos que presiden los lugares de misión; 2) De los misioneros apostólicos; 3) De los medios que se han de usar para ejercer debidamente las sacras misiones. El Concilio, in– terrumpido prematuramente, nada definitivo decretó (112). En la Congregación general del 24 de abril de 1870, como ar– gumento de la fe católica, se aduce el hecho maravilloso de la propagación de la fo por todos los pueblos de la tierra con estas palabras: Ecclesia, per se ipsam, ob suam aclmirabilem propaga– tionem... 1nagnum quoddam et perpetuum est rnotivum credibi– litatis et divinae suae legationis testimonium irrefragabile. Qua fit ut ipsa, veluti signum levatum in nationes, et ad se invitet quos nondum crediderunt, et filias suos certiores faciat firmissimo niti fundamento fidem quam profitentur (113). 127. 7) Otros Concilios.-Hemos indicado sumariamente al– gunas ideas misionales en los principales Concilios ecuménicos, a los cuales se podría añadir la doctrina de tantos otros Concilios nacionales, provinciales y diocesanos, antiguos y modernos, que se han celebrado en todos los países de la cristiandad, y especial– mente en los territorios de misiones. De los más importantes son Primum Concilium Sinense, Zi-ka-wei, 1924; Acta et Decreta primi Conc. regionalis Coreani, 1931 ; y las Conférences Plénieres eles (110) Sess. VI, cap. II et III, De justificatione. Cfr. MA:,;sr, t. 33, rp. 33. (111) Cfr. EuoR.'<Io CRECONr, Storia de! Concilio Ecumenico V,1ticano scritta s11i docwnenti origina!i, vol. I, cap. V, pp. 331-334, Roma, 1872. (112) Co!!ectio Laccnsis. Acta et decreta S. Oecumenici Conci!i Vaticani, t. VIII. cols. 682 y sigs., Friburgi in Br., 1892. Cfr. To. GRENTRUP, Jus Missionarium, t, I, p. 32, Steyl, 1925. IDEM, Die Missionen auj dem Vatikanischen Konzi!, en Zeitschrift f. Mis– sionsw., 1916, t. VI, pp. 30 y sigs. (113) Sess. III, ca,,. III; Cfr. Co!!ect. Lacen, o. c., col. 252; MANSI, t. 51, col. 432-433. Sobre Ja doctrina misional del Concilio Vaticano es importante el estudio del P. IGNACIO Tr:,;G PoNG LEE, C. M. F., De Jure Missionario in Concilio Vaticano, Romae, 1946, y en Comm. 1iro Rcligiosis et Missionariis, 1944-46, t. XXV, fase. I-III, pp. 105-137.

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