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92 P. I.-l\1ISIONOLOGÍA DOCTRINAL autor (99). En esta obra se intenta justificar la voluntad salví– fica universal de Dios, que generosamente llama a todos los hom– bres al consorcio de hijos adoptivos, aun aquellos que todavía no han oído y recibido el Evangelio: Quod si forte quemadmodurn quasdam gentes, non olim in consortium filiorum Dei novimus adoptatas, ita etiam nunc in extremis mundi partibus, simt ali– quae nationes, quibus nonclnm gratia Salvatoris illuxit; non am– bigimus, etiam circa illas, occnlto judicio Dei tempus vocationis esse dispositum, qua Evangeli11x11, quod non audierunt, cmdient at– que suscipient (100). ~ IV.-ÜTROS PADRES y DOCTORES. 118. La tradición misional no se ha interrumpido nunca en la Iglesia, como tampoco su actividad misionera. Los numerosos tex– tos misionales de los Padres y Doctores en la época de floreci– miento de la Patrística, durante los siglos rv y v, nos dan de ello pruebas bien fehacientes. Se podrían ir analizando las obras de otros Padres y Doctores de la Iglesia, como las de San Gregario Magno, San Beda, San Juan Damasceno.. San Anselmo, San Bernardo, San Antonio de Padua. Santo Tomás de Aquino, San Buenaventura, Raimundo Martí, Raí– mundo Lulio, Francisco Suárez, etc., pero esto lo consideramos im– propio de un breve compendio (101). Nadie duda que la Tradición, representada por los Padres y Doctores de la Iglesia, nos suministra doctrinas eminentemente misioneras y principios fecundos de Misionología teorética y prác– tica; pero también es forzoso confesar que no se encuentran tra– tados sistemáticos de una ciencia orgánica, con líneas bien defini– das y límites determinados. Aun los materiales que encontramos en los Padres no han sido todavía seleccionados ni sistemática– mente ordenados, salvo algunos pocos trabajos sobre alguno que otro Padre, como hemos indicado arriba. Es una laguna que con– viene llenar. La ciencia de las misiones, como en otro lugar indi– camos, empieza a deslindarse y a adquirir paulatinamente cierto grado de especialidad con el celebérrimo misionólogo B. Raimun– do Lulio, muerto el 29 de junio de 1315, a vistas de la isla de Ma– llorca en su regreso de Bugía, donde había sido apedreado por la fe de Jesucristo (102). (99) Cfr. M. CAPPUYNS, L'autcur du «De Vocatione gentiwn,,, en Renw Bénédic– ti,t.e, 1927, ,pp. 198-226. (100) Lib. II. cap. XVIII. P. L .. 51, 704. (101) Algunos hemos mencionado tratando de la historia de la Illisionologia. y otros se irán refiriendo oportunamente en diversas partes. Cfr. SrnMIDLIN Kath. Mis– sionsLehre, pp. 66-67; CARLO :Lo"1GHI, La formazionc intellettuale dei rnissionari dal secoLo XIII al seco1o XVIII, Roma, l!J38. (102) De sus obras e influencia hablamos en otros Jugares.

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