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90 P. r.-MISIONOLOGÍA DOCTRINAL muchas obras sobre diversas materias. En algunos de esos múlti– ples tratados se pueden espigar algunas ideas misioneras. En los XX libros de las Etimologías, el libro VIII trata De Ecclesia et sectis diversis (87), donde se tocan algunos problemas misiona– les. En el libro II, capítulo XXIII, De differentiis rerum, examina las diferentes propiedades del Antiguo y Nuevo Testamento y ex– plica cómo éste se extiende a todos los pueblos (88). Escribió dos libros De Fide Catholica ex Veteri et Novo Testamento contra ju– daeos, los cuales revisten un carácter apologético y polémico en defensa del mesianismo de Cristo. En el libro I narra la Vida de Jesucristo, y en el libro II habla de la vocación a la fe los dos pue– blos: judío y gentil (89). Con varios argumentos sacados del An– tiguo y del Nuevo Testamento demuestra cómo todos están obli– gados a creer en Jesucristo (90); «quia uterque populus judaeo– rum et gentium sub Christi regimine vaticiniis prophetarum vo– cantur» (91). Al fin del libro apostrofa a los judíos diciendo: «O infelicium judaeorum dementia ! Ecce Salvatoris adventum nec Testamenti Veteris auctoritate intelligunt, nec venisse accipiunt. Gentium conversionem legunt, et de sua reprobatione minime con– funduntur» (92). Eri el libro I, Sententiarum, capítulo XVI (93), tratando De Ecclesiae et haeresibus, habla de la catolicidad de la Iglesia. «Sancta Ecclesia ideo dicitur catholica, pro eo quod uni– versaliter per omnem sit mundum diffusa. Nam haereticorum Ec– clesiae in partibus mundi coarctantur, haec vero in toto orbe dif– fusa expanditur... Haereses auten1 in aliquo angulo mundi, aut in una gente inveniuntur versari. Ecclesia vero catholica, sicut per totum mundum extenditur, ita et omnium gentilium societate construiturn (94). 116. 12) San Próspero de Aquitania. - Poco se sabe de su vida. Fué oriundo de Aquitania y recibió una especial educación literaria y filosófica, como se demuestra en la elegancia de sus escritos, fanto en prosa como en verso. En una larga carta, que escribió a su amigo Rufino, denunció las doctrinas semipelegia– nas que se enseñaban en el mediodía de Francia y fué acérrimo defensor de la doctrina agustiniana acerca de la gracia. Dejada Francia, se trasladó a Roma, donde tuvo íntimas relaciones con los Pontífices San Celestino I y San León I. Los historiadores co– locan su muerte hacia el 463, dejando gran fama de doctrina y santidad. (87) Cfr. P. L., 82, 294-305. (88) P. L., 83, 89. (89) P. L., 83, 450-538. (90) P. L., Ibíd., 83, 503. (91) Ibíd., 505. (92) Ibíd., 83, 536 (93) P. L., 83, 571. UH; Ibíd., 83. 572.

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