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1 797 seguro para enviártelos, que los te11ga en su poder hasta que yo vaya por allá, que entonces ya los traeré, y te los remitiré con seguridad. Si para con– ducir el manto I juzgas que éste.sea buen medio, aquí me· tienes. Yo aguardo orden de miP. Provincial para ir de Misión á Cádiz por unos días, y en– tonces á mi regreso puedo traerlo y tene_r el consuelo de venerar tan pre– ciosa reliquia. Ya me había yo sospechado de las cedulitaG algo de lo que me dices. Bendito Dios que tales almas conserva en su santa I:.;lesia para delicias suyas y consuelo nuestro. Mucho me he alegrado de la buena noticia que me das de esa alma con– vertida á Dios. Su Majestad le dé perseverancia y que tenga muchas com– pañeras. A este alegrón respondo con otro que me avisan de Cuenca, y es, que ya Nuestro Señor, por los ruegos de su Santísima Madre y como Pa– trona de España en el Misterio de su Purísima Concepción, le ha conce~ dido la reforma de e_ste reino, y los sujetos que han de empeza'r á efec– tuarla, de 'tos cuales, el director de un alma parecida á tu hija me dice que conoce algunos que ésta le ha s~fialado. Quiera el Señor que mis horren– das culpas no impidan tanto bien 2 • Adiós, hermano de mi alma, manda lo que quieras y encomendémonos á Nuestro Señor, á quien ruego te me guarde muchos años en. su santo amor y gracia. Tu afectísimo hermano en Nuestro Señor Jesucristo que más en el ~e-. ñor te ama, Fr. Diego José de Cádiz_. (A esta carta contestó la siguiente el P. Gonzále:::;_. Va con su propia ortograjía:) J Este manto fué puesto á la Hermana Antonia por Sar,to Domingo de Guzmán, como élla· misma lo escribe al Beato Diego d~ Cádiz, y lo cuenta de este modo: «... Un Angel traía una ·corona de espina y yo ·empecé á temblar, porque pensaba era aquella corona para ponérmela. Después la Señora tomó el rosario que lo traía en la mano y me lo ·puso al cuello, y el Santo Patriar~a (Santo Domingo) me puso el manto...» (Vida de la Hermane¡ An– tonia, pág. 416) · · '2 . Este párrafo es m_aravillogo y habla muy mucho en -loa dé su preclaro autor. Él fué el home: bre providencial enviado por Dios á España pa-ra que dejara oir su poderosa voz qe Apóstol desde el Cantábrico á Cádiz; desde Barcelona á Oporto, y no hubo apenas grande ciudad ni pe– queño tugurio donde no predicara penitencia con su ejemplo y con. su palabra de fuego. Y ha– bló con.igual valentía á los reyes y grandes de la tierra, que á los pobres é ignorantes. Él. pre– pÚó, á no dudarlo, al pueblo español para que, enárdecid◊ por su causa, sagrada por. tres con– ceptos, hiciera frente, vi_ril y denodadamente á las hu~stes ·napoleónic~s, que cayeron sobre nues-: tra'península como las hordas bárbaras del Norte en el s'igl'o v. La Jnmaculada Madre de Díos fué declarada Patrona de España y de todos los dominios es– p~í\qles á ü1stancia de Carlos III, por el Papa. c¡¡emente.XIU en una Bul~ que empieza Q¡<antum ornamenti, fechada el 8 de Noviembre de 176o.

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