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CARTAS DEL BEATO DIEGO JOSÉ DE CÁDIZ religiosa dominica una sobrina mía pobrecita, que se inclina á serlo. Sw Majestad la confirme en su buen propósito. Por esto no puedo escribir mucho. Esta sirve para prevenirte, que si llegare á ti de mi parte un envuelto de libros liados en hule malo y rotulado para el P. Fray Bruno del Reta– mar, Procurador en los Capuchinos de Madrid, me hagas el favor de aprovechar la oportunidad que se te presente de quien lo lleve de limosna y con seguridad. No sé si necesitará de despacho del que hace de Inqui– sidor en ésa; si lo nesitare pídelo, por caridad. Estos son de la Vida del Venerable Hermano Juan de Dios de San Antonino. De ésta te remití para ti un ejemplar por Osuna, que me alegráré hayas recibido. Según me avisa persona amiga de Dios, las paces son concedidas por su divina Majestad á un alma justa, y siendo así, no serán malas sus re– sultas. Te lo digo para tu consuelo y para que estemos unidos en vela. No puedo más. Manda lo que quieras y encomiéndame á nuestro Señor, á quien ruego te ·guarde muchos años en su san to amor y gracia. Tu siempre afectísimo hermano y siervo en nuestro Señor Jesucristo,. Fray Diego José de Cddiz.. P. D.-Si te acordares haber leído que algún mártir ó varón santo se comiese en alguna ocasión, por devoción, las palabras del santo Evan– gelio ú otras tales, ó que algún Santo de tu religi6n diese á beber á algún• edermo algún papel devoto, apúntalo y envíamelo. Adiós, hermano. J. M. y J. Cádi,;_ 1 5 de Octubre del 95. Amadísimo hermano mio de mi mayor veneración: Hoy mismo recibo· la tuya de 12 del corriente, y para que salgas del cuidado en que te han puesto mis malecillos, te digo que éstos que me han traído aquí se reducen á un tumor hernioso que nada tiene de peligroso. No tengo hinchazón ni llagas en las piernas, á Dios gracias. Lo tuve eso y algo más en mi viaje· á León; mas después no ha repetido. Ya se ha hecho bien una pequeña operacion, que es la punción, y, por ahora tengo el alivio que cabe. Dios. te premie el cuidado que tienes con este Iscariote. Tus verdaderos y graves males me lo dan no pequeño, y quisiera te: cuidases siquiera lo que yo me cuido, y te pusieses algunos días en ocio,