BCCCAP00000000000000000000614

39 Si se tardare el hombre del dinero y lo quiere usted por la otra mano, cóbrelo allá y avise para entregarlo acá. No puedo más. Oraciones, her– mano de mi alma, oraciones, que estoy ncc<::sitadísimo. Yo n¡ego á Nues– tro Señor guarde á usted muchos afios en su santo amor y gracia . . B. L. M. de usted su afectísimo hermano y sie.rvo en Nuestro Sc1'íor Je– sucristo, Fr. Diego José de Cádiz.. J. M. J, Ronda 1 2 de Agosto del 94. Amadísimo herrnano mío_ de mi mayor veneración: Con la debida re– cibo la tuya de 5 del corriente. Nada digo sobre tus humillaciones, que me abisman y estremecen. Al fin tengo el consuelo de que te dígnas admitirme: por herrnano, y cátame más ancho que un pellejo soplado. El hombre que habia de darte los dos mil reales se vino sin hacerlo porque parece no pasó por Ecija á su regre~o, por lo que cóbralos inme– diatamente de ese sujeto que allá tienes, y avísamelo para entregarlos aquí á quien dijeres. Siempre te he dicho que el impreso salga á tu gusto, y ahora digo que la fachada de la segunda parte sea como mejor te parezca. El haberla yo puesto entera fué por si acaso salían separadas, y para que, aun en el caso de salir unidas, se viese que se habían impreso separadamente para pre– caver las resultas de imprimirse una pieza que pasa de los 18 pliegos. Juzgo que pueden encuadernarse las dos bajo de un solo forro, pero te– niendo cada parte su índice separado y aun su fe de erratas. Repito que la fachada de la segunda se compendie ó ponga como gustes. Si la adición que ya no pudo insertarse fué la primera de las que remití en el correo inmediato, me parece que no ha.ce mucha falta; si es otra, puede aún verse si en otro lugar, aunque sea en la recopilación, puede po- 1~erse. No quiero que me apliques la misa, porqué tú tienes otras cosas á que ocurrir; yo no, que las tengo todas por mías. Hablo como herman~, y así creo que lo harás, puesto que nunca me faltarán tus oraciones. Manda lo que quieras mientras ruego á Nuestro Señor guarde tu vida muchos afios en su santo amor y gracia. San Felipe Neri. Desde entonces, guiados por el mismo espíritu, tratáronse como íntimos amigos y hermanos que se amaban entrafíablemente y no sabían Yivir el uno sin el otro. , :Vlutuamente se alentaban á seguirá Cristo Crucificado y se encendían en fuego divino, com@ hemos de Tcr,en el discurso de estas cartas.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz