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CARTAS DEL BEATO DIEGO JOSÉ DE CÁDIZ J. M. J. Ronda 3 de Septiembre del 90, Mi R. P. Lector Fr. Francisco Gonzáléz. Amadísimo hermano mío de mi mayor veneración: Con la debida re,.. cibí la muy apreciable de usted de 2~ del pasado, pero sin la otra que me decía me llegaría en el mismo correo, y que, efectivamente, llegó después. En vista de ésta y de lo que usted me expone, soy de parecer que pronta– mente renuncie usted la Maestría de novicios, no sólo para que, libre de ese gravísimo peso, pueda usted atender al recobro de su casi arruinada salud y á las prolijas tareas de su cátedra, mas también para que, convaleciendo más pronto, se proporcione mejor á lo que Dios quiera disponer de usted en adelante. Es muy creíble, ó por lo menos puede sin temeridad pensarse, que Su Majestad le ha privado de la salud para exonerarlo de esa carga, sin que á usted le quede el escrúpulo de que huye del trabajo ó de que re– husa someterse á la carga que quieren imponerle. Mejor que yo sabe y puede usted dar á esta verdad el peso que se merece. Sólo digo que en nuestras crónicas de Capuchinos se refiere la vida de un Venerable, in– signe misionero apostólico, preclicador del Papa, y que habiendo enfer- mado de resulta de sus tareas, se retiró á convalecer de dictamen de los médicos, y aunque el Sumo PonUfice le instó una y dos veces para que fuese á predicar á Roma una Cuaresma, se excusó de hacerlo con el mo– tivo de que los facultativos no aseguraban su salud. Este solo ejemplar, entre los mucl_1os que usted sabrá, lo juzgo suficiente para que deponga toda ansiedad y se someta á lo que Dios, por medio de sus males, le quiera dar á entender, ó intenta justificar su renuncia 1 • r Esto hay que entenderlo con grandísima prudencia, Cosas se escribieron en los pasados siglos con más buena fe que sano criterio, que hoy acaso no resistan el riguroso examen de la crítica. Aquellos hechos ó cosas así relatadas sirvieron, sin duda alguna, de potente palanca á muchos espíritus para correr por el áspero camino de la.perfección cristiana; hoy, en cambio, el provecho que se saca con leerlos es harto menguado. Que el Beato citó el hecho de las Crónicas ,con el mejor fin, no hay que dudarlo, y menos teniendo en cueuta las prendas excepcionales del P. González; pero, dadas las corrientes de emancipación q;_¡e se respiran hoy, me ha parecido bien llamar la atención del indicado pasaje de las Crónicas, no sea que algunos desenvueltos amigos de su propio juicio lo tomen como arma de defensa tergiversando el genuino sentido del hecho citado.

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