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15 rónimo: Tres ordines escarum seu prcedarum erant in ore ejús, et inter dentes ejus, ,ut Caldeus LXX et Vatablus vertunt, nempe, tria imperia Babiloniorum, Medium et Persicum quce Cines suis armis acquisivit et in unam monarchiam comp~git, inquit Hieronirnus. Falta Lirino y Alápide. Instruído ya con la prevención que usted me hace, he corregido la no– tada propos~cióri y la pongo así: En efecto,, devoró y redujo á solo uno .lós tres imperios de persas, medos y babilonios el famoso Ciro, figu– rado de algún modo en aquella /atal bestia. Osted me dirá si queda bastantemente corregida la citada defectuosa expresión. El segundo justísimo reparo es cuando, tratando de la felicidad de nuestra vocación á la fe y desgracia de los gentiles, digo: que nosotros te– nemos lo que ellos jamás conseguirán. Dije mal en el modo de escribirlo, porque mi mente fué poner modificada esta cláusula con un tal ve,z, que quita todoºreparo, á mi parecer; y así, este yerro de la pluma lo corrijo así: nosotros tenemos lo que ellos tal vez jamás conseguirán. . En lo de la reprobación negativa de las naciones, respecto de los he- breos, queda ya enmendado, añadiéndole esa palabra, que para clara ex– plicación le faltaba. El tercero es el de poner á Jansenio entre los herejes., y esto también fué equivocación, pues en lugar de poner Quesnelios, por Pascual Que– snel, puse Jansenio, lo que ya queda enmendado, puesto que el dicho acabó mal, y en la obstinada oposición y resistencia á la censura que dió la santa Iglesia ó Sede Apostólica á sus errores 1 • El cuarto es de la cierta perdición de Salomón, Helí, Oza, Ananías y Safira. Mas esto no lo afirmo en el serm6n, sino digo que su final perseve– rancia nos es incierta, fundado en la diversidad de dictámenes con que se explican ó hallamos en los santos Padres ó expositores. 1 Cornelio Jansenio, Obispo de !pre, fué un hipócrita redomauo de peor calaña, si 'se quiere, que el infeliz Quesnel. ' Con su tristemente célebre libro Augustinus hizo un daño incalculable á la Iglesia de Fran– cia, daño que aún perdura, y cuyos funestos resultados deploran hoy los buenos católicos ·con la malhadada separación de la Iglesia y el Estado, llevada á cabo en los momentos que esto escribo. El Papa Inocenci0 X condenó cinco proposiciones del Augustinus por una Bula que empieza: Cum occasione, fechada el 31 de Mayo de 1653. El pérfido se negó mientras vivió á publicar su libro; pero propagaba secretamente su doc– trina, y mientras que en el prólogo de su obra protesta amor, sumisión y :respeto á la samta Sede, escribe al fog_oso· Saint-Giran, antagonista de Richeliu: «No me atrevo á decir a nadie absolutamente lo. que pienso por miedo de que en Roma me jueguen la mala partida que á otros, antes que todas las cosas estén sazonadas.» Fué Obispo diez y ocho meses, y murió el 6 de Mayo de 1638.

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