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CARTAS DEL BEATO DIEGO JOSÉ DE CÁDIZ rriente, con las advertencias ó reparos que le halla al sermón que tratan de imprimir r. Siento, hermano mío, tenga tan poca confianza con quien por la mucha que hace de usted prefirió su dictamen al de todos, buscando en él la se– guridad de mis aciertos, como objeto necesario de cuanto hago. No son sus reparos tan despreciables como usted dice; son justísimos y de bas– tante entidad, tanto, que si saliese este papel sin haberlo corregido, tendría estos culpables defectos sobre los muchos de que ciertamente abunda. Diré á usted sobre cada uno lo que tengo ya practicado, y, si no fuere suficiente, lo dispondré como me diga, y espero de su caridad y buena coa rrespondencia 2 • El primero es sobre aquella cláusula de la bestia que vió Daniel, de quien digo que, en efecto, devoró los tres imperios de persas, medos y babilonios. Confieso que sin reflexión lo puse así, porque no atendí á la equivocación que en esto padecí por no leer enteramente las exposkiones que allí cito. Estas, cuan.J.o dicen haberse unido los tres imperios dichos, hablan únicamente de Ciro, su conquistador, con la autoridad de San Je- res, según escritura otorgada el 13 de Octubre de 1761 ante el Escribano público D. Cristóbal Joaquín Galiano. 6. 0 El mencionado D. Manuel Bonifacio Moreno Tabares la heredó de su madre D.• Agus– tina Tabares, en conformidad con lo dü:puesto en su testamento, otorgado ante D. Jerónimo Zenteno en 25 de Diciembre de 1759. Nota tomada de las escrituras que posee D.a Dolores Avilés-Casco, viuda de Raumel, última poseedora de la casa. 1 Alude al sermón de acción de gracias predicado en Ronda el 28 de Diciembre de 1783 por haber nacido los Príncipes gemelos Carlos y Fellpe de Borbón, hijos de Carlos III, y por haberse firmado con este motivo la paz con. Inglaterra. Ni fué uno solo, sino dos los que predicó en Ronda por tan fausto acontecimiento, el primero el 28 de Diciembre de 1783 y el segundo el 11 de Enero de 1784. Los croquis de uno y otro los conservo, siendo de notar que ninguno lleva el tema del que corre impreso. Este es de una erudición pasmosa. 2 Vemos cuánto hincapié hare el Beato Diego sobre la inteligencia de estos pasajes y cómo el sabio P. Gonzál,ez pára mientes en ellos. A primera vista parece cosa baladí para tanto em– peño; pero no, que aquello era de mucha m?nta en aquel tiempo. La censura andaba harto solícita, y aun i veces pidiendo gallerías, como puede verse en la carta de 2 de Diciembre de 1800 de este Epistolario. Ya experimentó el fervoroso Misiunero las amarguras del destierro en 1784 por haber predicado un sermón con bríos y valentía el Viernes Santo, del afio indicado, en la Catedral de Sevílla (el croquis lo conservo en el Cuaderno 4.0 de Ideas panegíricas, núm. 36) Caro le costó el uso de las cédulas con que tan tos milagros obró, bien que á su impugnación debemos la luminosa y valiente apología que de ellas hizo (manuscrito que guardo) y el informe favorable que dieron cuatro teólogos del Sacro Monte de Granada, de muy reconocida compe– tencia (está en mi poder) y que lleva la firma de M~nuel de Cuesta. Con esto quedaron pulveri- , zadas las objeciones y rebatida la delación del gallego D. Manuel Grcgo, que fué quien impugnó con calor el uso de las cédulas. No es, pues, de extrañar que se fuera con pie de plomo en inter– pretar los pasajes de la Sagrada Escritura.

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