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J, M. J. Ronda .24 ..de .Febrero de 1801 . . : "" Amadísimo:hermano <;le mi alma: Por ho f1-bultar demasiado la que con é,ta remito á nuestro buen amigo Montoya, resporído en ella misrna á la t'uya de 14 del' corriente, en que m:e la incluyas para que diga mi sentir 1 • No t~ngo conocimiento alguno de este buen religioso, y aunque se trasluce muy bien que es bueno para Prelado, porque conoce y se esmera por llevar sus obligaciones, ignoro sus circunstancias y las de su Comunidad, y me inclino mucho al dictamen que le han dado los sujetos á quienes ha con~ul– tado, entre los cuales supongo á su co.nfesór, que es el que más fuerza me hace; mas con todo, yo no le reprobaría que efectuase su renuncia, rf;\sig– nado en la voluntad de su Prelado mayor. No sé decir más. Y de ti, ¿qué diré? Que la aflicción por tu Prelacía y cargo nuevo es mía. Mío es el peso con que te abruma, porque te abruma á ti; y mía es tu contristación, porque tú la padeces; pero, hermano de mi alma, ¿por qué te afliges tanto de. que quiera nuestro amabilísimo Padre Dios valerse de ü para hacer á muchos el bien que tiene determinado y que de otra suerte no lo hada? Si logras ser su Coadjutor en la grande empresa de la santifi– cación y salvación de algunos, ¿puedes apetecer más? Y si para esto. y para todo se encarga: Su Majestad de hacerlo, y tú no puedes, siendo y constitu– yéndose tu .,dulce Jesús Sacramentado el Presidente in capite y el Prior de es.a santa casa, ¿de qué tienes. que temer? Si habías pensado que su mise.,. ricordia, el amor de !a Santísima Virgen y la protección de santa 2 Mag– dalena, sería sólo para tu última hora, te equivocaste; porque para asegu– rarte m.ás de él en aquel trance, quiere el Señor qu~ lo experimentes. vi~i– blemente en la vida en los pesados cargos y amargas ocurrencias de las . Prelacías. ¿Qué más? Que tú harás lo que convenga, porque hará Su Ma– jestad lo que tú quieras. ¿No lo has visto en tu entrada? Ya sabes que ese es .el idioma en que nos habla. Anda, nó ternas, que Jesús Sacramentado Nuestro Señor es el Prelado y El preside ese convento. Pregúntaselo y lo verás. ¿Adónde va este temerario de tu hermano? Dios me perdone . . .r Así dice el odginal; pero no tiene sentfdo. Parece que q.uíso ilecir: en la que me.indicc¡s, ']ue diga mi sentir~ · · ·· · 2 El origin~I di~e de la Sma Magdalena. 15

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